La cercanía del fin de las obras, la resignación de los vecinos y las medidas tomadas por los responsables de los trabajos han propiciado que remita un tanto el malestar y las quejas de los residentes en el entorno. Según informa David González, uno de los vecinos que denunció la situación a la Policía y a la Inspección de Trabajo, se sigue registrando actividad casi las 24 horas del día, aunque "de noche baja mucho y se les ve trabajar lejos". "Un día como hoy --por ayer, domingo-- da gloria no oír un ruido", afirma González. Hay que recordar que la ampliación de la pista supone aumentar también su franja de seguridad hasta 300 metros de anchura, lo que ha supuesto la expropiación de 188 propiedades.