El Ayuntamiento huele estos días a forro de libros y a lápices nuevos. Se estrena curso político y en el recreo se anuncian ya peleíllas entre clases. Andrés Ocaña otea el horizonte como si partiera de cero. Sabe que este curso es crucial y que acaba en mayo. También sabe que puede terminar con las rodillas desolladas y que fuera del colegio también llueven piedras. El primer guirigay lo ha tenido con los vecinos del Parque Cruz Conde. Los citó pero el tiro le salió por la culata. El alcalde debe sentirse fuerte si reúne a la ´oposición´ a puerta abierta. Este verano ha cargado las pilas y ahora se esfuerza para que su coalición cambie el mensaje: desterrar el victimismo, sentirse ganadores y salir a por todas. La vuelta al cole se anuncia en vallas publicitarias y no hay que ser muy listo para saber que el curso será duro.