Si polémico fue el abandono del edificio de la antigua prisión, en Fátima, y complejo poner en marcha su adaptación para centro cívico y de servicios sociales, el gafe no parece haber desaparecido con el inicio de la obra. Apenas cuatro días después de iniciarse las intervenciones en el edificio 1 del complejo (que tendrán siete meses de duración y suponen una inversión de 738.000 euros de los fondos anticrisis), un grupo derribó una de las antiguas puertas de madera para rapiñar chatarra y herramientas, lo que ha obligado al equipo de la constructora Ejuca a instalar un nuevo cerramiento en el acceso. Se trata de una puerta metálica a la que se ha añadido un enrejado de acero para tapar en lo posible el amplio hueco que cubrían las puertas originales.