El centro para discapacitados de los Hermanos de la Cruz Blanca se convirtió ayer en punto de encuentro para numerosos medios de comunicación, lo que provocó la inquietud de los trabajadores, que se mostraron sorprendidos al conocer la imputación de los dos religiosos, si bien intentaron mantener la normalidad de cara a los internos del centro. Mientras la dirección de la entidad prefirió no hacer declaraciones, los vecinos de la zona no se ponían de acuerdo sobre si la imputación "se veía venir" o no tras el caso de presunta pederastia destapado hace unos meses.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Amigos de los Hermanos de la Cruz Blanca, Miguel Angel Caracuel, que en octubre, al conocerse la imputación de un "colaborador externo" por abusos sexuales, propició una reunión con responsables y miembros de la entidad para recibir información de primera mano y tomar una posición al respecto, optó ayer por la prudencia y el silencio, a la espera de conocer los detalles del caso. Abrumado por el desarrollo de los acontecimientos, prefirió no hablar a la ligera. "He estado todo el día trabajando y no tengo información suficiente para dar mi opinión sobre el tema", afirma.