La calle San Sebastián debía su nombre a la ermita del mismo nombre existente al final de la calle, muy cerca del Despeñadero y del Tejar del Concejo. Por aquella época (1927) los vecinos, en su mayoría agricultores y gente humilde, solían hacer vida en la calle. A partir de 1962 pasó a llamarse calle Belén, en honor a la patrona de Aguilar, denominación que conserva hasta hoy.