Las zonas inundables del parque de Miraflores han pasado con nota la mayor crecida del Guadalquivir desde que fueron construidas. Este es el resultado de la inspección realizada ayer por los técnicos del área de Infraestructuras del Ayuntamiento, expertos que llegaron a temer que la crecida, que superó al final de la pasada semana los 1.200 metros cúbicos por segundo de caudal, hubiera dañado irreversiblemente puntos y elementos de la zona. Según fuentes municipales, las zonas inundadas del parque, una vez que el caudal ha descendido en torno a los 300 metros cúbicos de agua por segundo, podrán limpiarse sin dificultad y apenas se han registrado daños en el escaso mobiliario urbano de la zona y en las especies plantadas, ya que muchas han sobrevivido y otras son fácilmente reemplazables. Precisamente, esta fue la filosofía con la que el arquitecto del parque, Juan Cuenca, diseñó las sucesivas terrazas en las que se distribuye este espacio público, flexibles ante los efectos de una crecida y relativamente cómodas de limpiar.

Otra cuestión son los caminos de la orilla junto al Jardín Botánico y la terraza del pescódromo, en La Torrecilla. En ambas zonas el área de Infraestructuras y el Instituto Municipal de Deportes, respectivamente, aún deben evaluar los daños, aunque no se esperan que sean excesivos.

Sin embargo, sí se ha constatado una enorme acumulación de lodo en el embarcadero del Balcón del Guadalquivir, que ya quedó en la práctica inutilizado hace un año con una crecida mucho menos que la sufrida hace unos días.

Por su parte, la Junta, responsable del entorno de La Calahorra tras la reforma de esta zona, empezó ayer la limpieza del área, tarea que puede prolongarse durante semanas, según han informado fuentes de la Administración autonómica.