Martes. Ciudad de México. La Policía Federal patrulla por el lujoso barrio de Polanco, uno de los más exclusivos de la metrópolis, plagado de centros comerciales y tiendas de diseñadores de renombre como Christian Dior o Hermes, de joyerías como Tiffany´s y hoteles del más alto nivel. Un paisaje urbano presidido por los rascacielos y caracterizado por la diversidad cultural, en el que conviven adinerados hombres de negocio, comerciantes y turistas de diversa procedencia, muchos de ellos con orígenes españoles.

De repente, por la avenida Presidente Masarik, la arteria principal del barrio, una de las más elegantes y cosmopolitas, asoman dos vehículos de alta gama circulando a gran velocidad. Uno es un Hummer, modelo 2005, de color negro; el otro, un Mercedes Benz E300. Los policías le dan el alto a ambos y se acercan a ellos sin imaginarse lo que le encontrarían a los cuatro ocupantes.

El conductor del Hummer portaba en la cintura un arma de fuego marca Glock, de 9 milímetros, y entre los asientos delanteros había otra igual, pero de 40 milímetros. Además, en el Mercedes, el copiloto llevaba un arma marca Luger, también de 9 milímetros, y en el asiento trasero, a una tercera persona se le descubrió un revólver marca Smith & Wesson Magnum. Todo un pequeño arsenal de armas de fuego "de uso exclusivo del ejército", informó la Secretaría de Seguridad Pública federal.

Identificación y pesquisas

Tras retirarle las armas e intervenirles numerosa munición útil y de diferente calibre, siete teléfonos móviles, credenciales varias y dinero, los agentes detuvieron a las cuatro personas y comenzaron las averiguaciones para determinar su identidad. Uno de ellos era originario de Córdoba, José Miguel Furriel Brieva, de 60 años, a quien acompañaban los mexicanos Ignacio Rico Gutiérrez y Fausto Noé Acosta Gutiérrez, de 31 y 27 años, respectivamente, además del cubano Erhling Wilmer Viera Alvarez, de 32 años.

Pero la investigación puesta en marcha para determinar la posible participación de los detenidos en hechos delictivos iba a deparar otra sorpresa a la Policía Federal. Según informó, el cordobés cuenta con un proceso penal por fraude en España, "motivo por el cual llegó a radicar a la Ciudad de México".

Furriel señaló una vez llevado ante el agente del Ministerio Público Federal que es licenciado en Derecho, aunque no se especificó si ha ejercido como abogado. Su nombre, en cualquier caso, no aparece en el listado de colegiados, ni en el de Córdoba ni en ningún otro colegio. Tampoco su pista judicial deja rastro en los juzgados cordobeses. Y en cuanto a sus otros tres acompañantes en el momento de la detención, uno de ellos se identificó como médico y otro como licenciado en Comercio, aunque los tres aseguraron que su ocupación era la de chófer.

La Secretaría de Seguridad Pública no tardó en dar a conocer la operación, colgando en su web los detalles de la actuación, las fotografías de los detenidos con sus identidades completas y varias imágenes de los vehículos y el material incautado. Al fin, la operación en la que cayó el cordobés servía a la Policía Federal para "refrendar el compromiso ante la sociedad de seguir en la lucha permanente ante cualquier manifestación del crimen organizado".