Un camión de los bomberos a las puertas de la iglesia situada entre Miralbaida y Albolafia, y la bomba extrayendo agua sin descanso sobre las 12 de la mañana, daban pistas de cómo estaban los sótanos del templo. "Hasta 40 centímetros" alcanzó el agua, según el párroco del Inmaculado Corazón de María, Juan Miguel Martínez, que con resignación repetía que "es la cuarta vez que ocurre esto en los 12 años que llevo aquí".

"Del sumidero salía el agua como si fuera un chorro de petróleo", explicaba gráficamente mientras acompañaba a los periodistas a ver las consecuencias. "Aquí tenemos alimentos de Cáritas y del Banco de Alimentos para personas necesitadas y muchos los hemos perdido", aseguraba mientras señalaba cajas y cajas afectadas por el agua.

A las puertas de la parroquia, José Manuel Borja y Rafael de la Rosa, secretarios de las asociaciones de vecinos Nueva Miralbaida y Miralbaida, respectivamente, daban el parte de guerra : inundación en los bajos de la calle La Seguirilla, en la calle Antonio Chacón, en la parte trasera de Barítono José María Aguilar Blanco... Allí, en numerosos pisos bajos, a través del muro de separación, entró el agua acumulada en un solar anexo.

Encarnación Pérez, una de las vecinas de los bloques afectados en esta calle, pidió, secundada por otros muchos, "que den una solución a este problema". Según explicó, su marido, presidente de la asociación de vecinos Albolafia, "ya ha denunciado en el Ayuntamiento que le den un arreglo al solar, abandonado durante muchos años y a través del que nos entra el agua en los patios, las cocheras y los trasteros". Las piscinas en las que se habían convertido las catas existentes en esos terrenos daban fe del agua que pudo llegar a acumularse en la zona.

Los bomberos, mientras, seguían afanándose en sacar el agua del sótano de la parroquia. "En Emacsa me han dicho que la zona tiene inclinación y por eso termina saliendo por nuestros sótanos", aseguraba el párroco. La explicación, sin embargo, no resuelve el problema.

"No nos ha tocado la lotería, pero de agua mira cómo estamos", decía aún con humor un vecino junto a la bomba que no dejaba de escupir agua. ¡Y hoy llueve más!