El aeropuerto tiene el horizonte más despejado que nunca. De hecho, ya no hay casas que dificulten las aspiraciones del ente estatal AENA. Aunque se ha avanzado mucho, aún quedan flecos pendientes, terrenos por adquirir, concursos de obras por resolver y los nubarrones del parón que sufrió el mes pasado por los problemas de las subcontratas con la adjudicataria de las primeras actuaciones.