esté, el endeudamiento tiene todavía recorrido, pero habrá que pagarlo después. Sin embargo, el capital privado ha huído de la economía, los recursos del ahorro privado están creciendo mucho y los bancos no los están canalizando hacia la economía productiva. La política fiscal debería enfocarse hacia la movilización de esos recursos.

--Lo denuncia el sindicato de comercio de CCOO: está aumentando mucho la carga de los trabajadores que conservan su empleo, y, de nuevo, crece la economía sumergida.--Es un rasgo y subproducto de la crisis. Por la vía del incumplimiento de los convenios las empresas se autofinancian a cuenta de los trabajadores, con efectos no solo inmediatos, sino que a futuro repercutirán en las prestaciones sociales y en las pensiones. Es una reforma laboral encubierta que precariza las condiciones de trabajo y que no podemos aceptar. Habrá que salir de esta situación desde el acuerdo o desde el incremento de la presión social.

--Es que a ustedes no se les puede mentar la reforma laboral, se van al despido libre.--No he encontrado otra cosa en las propuestas sobre reforma del mercado de trabajo que el despido libre, el deterioro de los derechos de los trabajadores y el intento de deterioro serio de nuestro sistema de la Seguridad Social. Sí hay que actuar en el mercado laboral, pero la creación de empleo que buscamos no la encontraremos en la reforma del Estatuto de los Trabajadores, sino en el desarrollo económico y a través de la negociación colectiva para conseguir que las empresas ganen en productividad y competitividad sin que las condiciones del trabajador se deterioren.

--¿Qué reclaman ustedes?--Pues restablecer el principio de que en un caso de despido injusto no quede al albur del empresario si se readmite o no al trabajador, que se restablezca en la contratación temporal el principio de causalidad y acabar con este esperpento de situación que tanto afecta, por ejemplo, a los inmigrantes y a los jóvenes- Esto no lo ampara el ordenamiento jurídico, pero son prácticas perversas en fraude de ley habituales y los poderes públicos miran hacia otro lado. No nos parece prioritaria la reforma laboral, podemos hacer cosas de más intensidad y mejor efecto con otros cambios, como la reducción de jornada compensada con el seguro de desempleo, reforzando esa figura a la que ahora solo se acogen 17.600 trabajadores para que merezca la pena y reforzar la negociación colectiva para que no haya fraudes.

--Parece que los trabajadores del sector privado tienen cada día peores condiciones, mientras los del público, con menos riesgos, son los que hacen las protestas laborales- ¿Son dos españas laborales?--Hay más de dos españas laborales: la de las mujeres y los hombres, la de los jóvenes y los maduros, la de los inmigrantes- Sobre lo que dice, me parece una percepción engañosa, porque los sindicatos hemos empezado las movilizaciones laborales en el sector privado, como el caso de Nissan. En la función pública hemos alcanzado un acuerdo que atiende al salario, pero también al empleo y a la modernización de las administraciones. Pero hay que admitir que tiende a exigir más quien tiene más seguridad, y hay un gran temor de colectivos amplios de trabajadores y trabajadoras por la incertidumbre. Es a estos a los que el sindicalismo español tiene que dar más cobertura.

--¿Mantendrán la manifestación de diciembre si llegan a pactos con los empresarios?--Sí, porque es para reclamar la negociación, pero también para advertir contra las tentaciones de reforma del mercado laboral y para reclamar políticas más activas de empleo.

--Han tardado ustedes mucho en expresar una protesta ante el Gobierno.--Hemos querido dar una oportunidad al diálogo, lo hemos intentado hasta el 31 de julio de este año, no ha sido posible acordar, y a partir de ahí iniciamos un proceso de explicación a los trabajadores de las alternativas y propuestas sindicales para este contexto de crisis. El 12 de diciembre era una fecha suficientemente alejada de aquel momento para dar espacio a la recuperación del diálogo social. Aún así, no lo descarto si las organizaciones empresariales quieren un acuerdo sobre tres ejes básicos: los salarios de los tres próximos años (con el mantenimiento del poder adquisitivo y la mejora asociada a la productividad real), la cláusula de garantía salarial y el compromiso de las empresas para evitar la inflación cuando las economías europeas se recuperen y, en tercer eje, poner límites a la contratación temporal.