Numerosas personas se reunieron ayer tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación de Córdoba para guardar cinco minutos de silencio en señal de condena del atentado perpetrado el jueves en Mallorca por la banda terrorista ETA mediante una bomba lapa adosada a un coche y activada a distancia, que acabó con la vida de dos guardias civiles que iban de paisano, mientras ambos estaban de servicio en el momento de la explosión.

Cargos públicos de las administraciones central y autonómica, responsables de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, y concejales y diputados provinciales, han querido mostrar su repulsa ante lo que Ocaña ha definido como "una página negra de la historia de España que ha de cerrarse pronto definitivamente".

Asimismo, ha expresado el apoyo de toda la ciudad a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado para que "sigan en ese trabajo de persecución de los terroristas, para que dejen de hacer sufrir a la sociedad española".

El subdelegado de Gobierno, Jesús María Ruiz, por su parte, ha querido trasladar su "afecto, solidaridad y cariño" a los familiares de los dos fallecidos, pésame al que el delegado en funciones de la Junta en Córdoba, Francisco Zurera, se ha unido.

Cabe recordar que se trata del primer atentado con víctimas de la organización terrorista en las islas Baleares, y se produjo apenas 24 horas después del ataque a la casa cuartel de Burgos, que no dejó muertos pero sí 66 heridos leves.