El mes de julio en Córdoba es lo que tiene. Pasa como en agosto, que hace mucha calor y la gente sale a la calle lo mínimo posible y, en cuanto hay ocasión, huye a cualquier parte donde corra aire fresco. De ahí que los intentos de las instituciones por presentar proyectos e iniciativas estos días tengan tan poco poder de convocatoria. Ocurrió ayer en temas relacionados con igualdad y bienestar social. La delegada del ramo, Silvia Cañero, quedó para firmar públicamente un convenio que supone nuevos descuentos para los usuarios de la tarjeta sesentaycinco en la Mezquita, el Palacio de Viana, el Aquasierra, los Baños Arabes y los partidos del Córdoba Club de Fútbol, pero cuatro de las cinco entidades firmantes excusaron su presencia. Solo Bernardo Rodríguez y Juana Márquez, en nombre del Palacio de Viana, desafiaron al termómetro y se hicieron la foto con la delegada. Acto seguido, la coordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer, Juana Baena, presentaba públicamente la nueva Guía para la conciliación de la vida laboral, familiar y personal junto a la profesora de Derecho del Trabajo Pilar Muñoz, pero el salón de actos dispuesto para albergar el acto acabó resultando demasiado grande, ya que sobraban dedos en las manos para contar a las mujeres asistentes (no estaría mal invitar también a los hombres cuando se trata de conciliar). Visto lo visto, no paro de pensar en los ministros Elena Salgado y Celestino Corbacho, que han elegido ¡agosto! para hablar de financiación autonómica y de diálogo social. Esperemos que vaya alguien.