Susi Cano es propietaria y gerente de la almazara San Francisco, que moltura unos 15 millones de kilos de aceituna, con una producción de tres millones de kilos de aceite, de los que entre el 10% y el 20% son de producción ecológica certificada por el Comité Andaluz de Agricultura Ecológica, tanto para el mercado europeo como para el norteamericano. La mayor parte de la venta es todavía a granel a grandes empresas nacionales como Carbonell, Borges o Migasa, mientras que el 10% de la producción se envasa y comercializa directamente bajo la marca Villa Bermeja. Este aceite ha recibido varios reconocimientos: la Medalla de Oro a la Calidad en el tercer Concurso Internacional del Patrimonio Comunal Olivarero (10 Feria del Olivo de Montoro, en el año 2000), finalista en el cuarto Concurso Internacional de Reus-Montoro (2002) y finalista en el Concurso de Aceites Ecológicos de la Diputación de Córdoba.

--¿Qué significa para usted este reconocimiento que le ha otorgado Diario CORDOBA?

--La verdad es que este reconocimiento no me lo esperaba. Creo que soy una persona poco conocida en la sociedad cordobesa. Me sorprendió muchísimo, pero también pienso que están reconociendo mi trabajo y estoy muy agradecida.

--Es una mujer que ha triunfado en un mundo de hombres, ¿ha sido difícil?

--Sí, muy difícil. Cuando te decides a hacer un trabajo en el que solo hay hombres no te esperas que va a ser tan difícil. Desde mi punto de vista lo correcto es hacer tu trabajo y, poco a poco, ir salvando dificultades. Al final la gente te respeta. Porque cuando una mujer entra en un mundo de hombres lo primero que tiene que hacer es demostrar que vale, mientras que si un hombre llega a una almazara se da por hecho que sabe. La primera vez que tuve que ir a un puesto de compra sola, en Llano del Espinar, cuando entré en el bar lleno de hombres tenía miedo hasta de caerme, pero la gente del campo una vez que te conoce te da tu sitio. Sin embargo, en una de las ocasiones que fui a negociar una póliza al banco con mi marido, el director se dirigió a él en todo, hasta que terminó. Entonces mi marido dijo que la que decidía era yo. El director fue consciente de que lo hizo mal y pensé que, a partir de ahí, cuando llegara otra mujer, se lo pensaría.

--Hace años decidió encargarse de la almazara San Francisco, lo que supuso un cambio en su vida personal y laboral. ¿Qué le llevó a asumir el reto?

--Me crié en un negocio y, cuando mis hijas tenían unos 10 y 12 años, pensé incorporarme porque era algo que me encantaba. Mi vida estaba en Sevilla y el negocio estaba pensado para los hombres. Tuve que empezar de cero, pero como tenía el apoyo de mi padre creí que podía llevarla. Cuando llegué a Doña Mencía él me dijo: "Lo que tu digas se queda dicho. Si te has equivocado y te cuesta el dinero lo cumples". Esto es algo que llevo a rajatabla. Fue muy duro, tuve que aprender. El negocio no se llevaba como era de esperar por parte del encargado y, después de tres años entre Sevilla y Doña Mencía, decidimos trasladarlos a Córdoba para poder estar controlando la empresa a diario. Cambié a la mayoría de los empleados y contraté a gente joven que aprendió el negocio a la vez que yo también aprendí a catar con Francisco Navas y tomé el control.

--¿Qué balance hace?

--Fueron unos años muy duros, porque coincidió con la enfermedad de mi padre, pero yo creo que todo tiene su parte positiva y me sirvió mucho para conocer el negocio a fondo. Decidí desde un principio acudir a todas las reuniones de fabricantes, integrarme para aprender. Ahora soy la presidenta de la asociación porque me han nombrado ellos. Ha valido la pena. Cuesta mucho trabajo porque no están acostumbrados a tratar con mujeres, pero hoy me he ganado el respeto por mi trabajo.

--¿Ha cambiado mucho el sector en estos años?

-Sí, muchísimo. Fundamentalmente se ha perdido el sentido de la formalidad, antes se decía una cosa y se cumplía y esto, por desgracia, se está perdiendo en este sector y en todos. Y luego los políticos están empeñados en juntar la oferta y los que estamos dentro del sector lo vemos inviable. Ha cambiado también porque antes se compraba el aceite de otra forma. Ahora hay cuatro firmas que prácticamente controlan el mercado y un montón de almazaras y cooperativas que venden cada una por su lado. No nos ponemos de acuerdo para nada. El sector necesita ser mucho más profesional. También está cambiando mucho el consumidor, ahora es más exigente. También creo que la cultura del aceite de oliva hay que difundirla entre las amas de casa de la zona, no solo en los mercados internacionales.

--¿En qué momento se encuentra actualmente el sector?

-El sector está peor de lo que se ha conocido en los últimos diez años. Ha influido mucho la crisis, pero no es lo principal, porque los bancos cierran el grifo y eso hace que se tenga que vender aceite a precios bajos. Además, las grandes firmas han hecho bastante daño al sector por su política y por su forma de trabajar al hacer los contratos directamente con las industrias.

--¿Cómo se saldrá de esta crisis?

--Primero es necesario que se profesionalice el sector y segundo que nos mentalicemos de que tenemos un producto de alta calidad, por lo que no se pueden tirar los precios.

--Desde hace siete años vienen dedicando una línea al aceite ecológico. ¿Por qué apostó por ella?

--Pienso que el aceite ecológico tiene mucho futuro, cada vez hay más consumidores, es una forma de vida, de pensar. Sobre todo, en el norte de Europa, donde están muy concienciados. También está aumentando mucho el consumo en Estados Unidos y es una forma distinta de cuidar el campo y de tener un producto que cada vez tiene más demanda.

--¿Cuál es el reto actual de su empresa?

--Poder aumentar la producción. Vamos a intentar hacer una línea de envasado pensada para el comercio exterior de alta calidad. Creemos que es un buen momento para promocionar en EEUU y en algún otro país productos de alta calidad.

-- ¿Qué trabajo ha desarrollado usted como presidenta de la Asociación de Industrias Almazaras de la Provincia de Córdoba?

--Fundamentalmente establecer relaciones con la administración y el sector. El objetivo es, sobre todo, darle a todas las almazaras de la provincia de Córdoba los mayores servicios posibles a través de la asociación, algo que estamos consiguiendo. Para cualquier problema que se presente las almazaras cuentan más con la asociación. Y, por otra parte, hemos conseguido que se cuente con nosotros en distintos ámbitos.