La incógnita quedó ayer despejada con el nombramiento de Manuel Enríquez. La Caja Rural de Córdoba inicia una nueva etapa en la que la "continuidad" es lo que prevalece en el consejo rector, dado que repite en este órgano la mayor parte de sus componentes, si bien "será este nuevo consejo rector el que marque la orientación de la caja" en el futuro, según definieron fuentes de la entidad.

Este nuevo consejo eligió presidente, tal y como se esperaba, a Manuel Enríquez García, ingeniero agrónomo de 59 años que lleva ya catorce formando parte del órgano de gobierno de la Caja Rural. Enríquez toma el relevo de los cuarenta años de presidencia de Ricardo López Crespo, que se despidió de los consejeros en una asamblea general extraordinaria celebrada el pasado viernes. En esa asamblea se presentó también la candidatura para el nuevo órgano de gobierno de la entidad, lista que obtuvo el 98,4% de los votos emitidos, lo que supone un respaldo amplísimo.

Este recién elegido consejo rector celebró ayer su primera reunión tras la citada asamblea, incorporó a los nuevos consejeros (Ricardo López-Crespo Delgado, empresario agrícola e hijo del anterior presidente; María Dolores Jiménez Aguilar, empresaria, presidenta de la Cámara y primera mujer en el consejo en los 45 años de historia de la caja, y Manuel Angel Romero, abogado y especialista en Derecho Administrativo y Mercado de Valores) y procedió a los nombramientos. Manuel Enríquez asume la presidencia, mientras como vicepresidente continúa Ricardo Fernández de Molina Latorre y como secretario repite Gerardo Veredas Medina. A la comisión ejecutiva accede en calidad de tesorero Julio Aranda Aroca, que se incorpora por primera vez al cargo. El resto de miembros, hasta completar 12, son Carlos Montijano López, Esteban Rojas Román, José María Roldán Gómez de Aranda, José María Calero (por Covap) y Francisco Terán.

El nuevo presidente y su consejo afrontan desde una entidad de pequeño tamaño una etapa harto difícil para el sector financiero y la economía en general, pero lo hacen desde una posición "saneada" que, según fuentes de la Caja Rural de Córdoba, se debe a que "lo hemos hecho bien". Aseguran desde la institución financiera que esa situación favorable se ha alcanzado sin eludir el sector de la construcción, pues "hemos participado en todos los sectores productivos" pero "con un rigor casi espartano".

La caja, de acuerdo con los datos avanzados por su director general en la asamblea, cerrará el ejercicio de 2008 con unos activos totales medios de 1.106 millones de euros, una inversión crediticia de 1.060 (que supone un crecimiento anual del 5,5%) y unos depósitos en torno a 1.043 millones de euros (incremento del 2%). Su beneficio aumentó un 6,5%, superando ligeramente los 6 millones de euros.