Más presencia policial para disuadir a los gorrillas. Vale. Aunque la medida se antoja tardía. Que para esta reacción haya hecho falta una muerte, un incremento de la presión vecinal y el altavoz mediático enchufado a toda potencia da qué pensar sobre la agilidad de nuestros responsables municipales para acudir a atajar problemas que, no por cotidianos, son menos insoportables. Y todo esto sin olvidar que esta medida puede ser pobre sin otros instrumentos.