"Los comerciantes están acostumbrados a la lluvia, al viento al sol y a trabajar haga el tiempo que haga", decía ayer la alcaldesa, Rosa Aguilar, cuando se acercó a primera hora de la tarde por el mercado medieval de La Corredera, una edición que este año se ha visto deslucida en muchos momentos por el tiempo desapacible y que también, no puede olvidarse, ha sufrido en parte la omnipresente crisis.

Así las cosas, hay comerciantes como Carmen García, de la editorial artesana y cordobesa Depapel, que ha sentido el descenso de ventas. "Se ha notado todo el mal tiempo y la crisis, eso está claro", resumía ayer en su puesto. Algo más optimistas se mostraban algunos de los 125 especialistas y comerciantes traídos por la empresa organizadora, Corda i Nuc. "El tiempo no ha ayudado, pero el sábado estuvo bien y, con un poco de suerte, lo mismo mejora esta tarde", decía ayer a primera hora de la tarde Gustavo Audifred, al que se le cumplieron sus expectativas ya que, horas más tarde, el mercado medieval estuvo casi a rebosar.

Dinero aparte

Y es que, más allá de los estrechos o anchos márgenes de los comerciantes, de la comisión de la organización, de los 30.117 euros de coste para el Ayuntamiento, de la lluvia o de la crisis, "no todo es dinero", explicaba ayer Magdalena Durán, de Corda i Nuc. "Nosotros vendríamos a Córdoba encantados. Es diferente, se trabaja con alegría y lo mejor es la gente", dijo restando importancia a la crisis e, incluso, al mal tiempo y quejándose por cómo se han reflejado estas circunstancia en los medios de comunicación. "Por nosotros, si nos dejaran, la próxima semana veníamos otra vez a Córdoba a montar el mercado", sentenció alegre Durán.

También el Ayuntamiento está contento con esta edición del mercado medieval, según el concejal de Festejos, Marcelino Ferrero, el primero. "El tiempo ha fastidiado un poco, pero ha sido un éxito", dijo Ferrero aún reconociendo que no se alcanzarían el récord de 300.000 visitas de ediciones anteriores. Sin embargo, la comodidad con la que se ha podido visitar el mercado no solo se ha debido a una disminución de la afluencia.

Mejoras para el futuro

La reorganización del evento ha dado más anchura a los corredores laterales en La Corredera, ha especializado a la plaza del Potro en actividades infantiles y potenciado el zoco árabe de la plaza de las Cañas y la decoración en general, unas mejoras que se consideran muy acertadas por los responsables municipales y que, entre otros aspectos, han dando más sensación de amplitud y comodidad al visitante, recordaba ayer el coordinador de Feria y Festejos, Manuel Escudero. "Además, para otras ediciones hay que insistir en la tematización, como se ha hecho este año al dedicarlo a la astronomía", explicó el responsable municipal. Y eso que pocas estrellas dejaron ver las nubes. Para ello, había que recurrir a los dos pequeños planetarios portátiles montados.

En cambio, a ras del suelo, las largas faldas de las figurantes, actrices y comerciantes estaban empapadas hasta las rodillas. "Me gotea hasta la ropa de dentro", dijo bajito en La Corredera a una amiga una vendedora de larga y pesada túnica, una de esas abnegadas comerciantes a las que se referiría la alcaldesa al principio de este reportaje.

Y es que, al menos, tres cosas se han aprendido este año en el mercado de la astronomía: que la Tierra no es plana, que las cuentas corrientes y las carteras sí lo son y que, como ahora, en la Edad Media había ocasiones para la alegría... aunque también lloviese.