¿Se acuerdan del mono de Pipi Calzaslargas? ¿Ese simpático animal pequeño y ágil que acompañaba siempre a la pelirroja sueca? Pues bien, uno de sus congéneres, un mono ardilla que vive en el zoológico de Córdoba, ha sido rescatado por la Policía Nacional en un domicilio sevillano. No es que este mono tití se hubiese ido de juerga a la calle Sierpes sino que había sido robado por una banda que trafica con animales exóticos. Francisco Cobo, concejal de Medio Ambiente, explica que podían haber conseguido por él "hasta 3.000 euros en el mercado negro". Quizá por eso al menos los ladrones lo han tratado bien.

Lo cierto es que todo lo que rodea el robo del mono ardilla parece el guión de una de esas películas en las que alguien entra sigiloso en el museo del Louvre y se lleva una joya pictórica sin que suenen las alarmas. Al parecer los trabajadores del zoo advirtieron el miércoles la falta del mono en su jaula. Por ello, revisaron las grabaciones de las cámaras de seguridad del día anterior y, cuál no sería su sorpresa, cuando vieron los extraños movimientos de tres individuos, dos de ellos con sudadera y capucha. Las imágenes recogen el momento en el que los ladrones fuerzan la puerta de la jaula y, aunque no queda constancia de cómo salen, se baraja la posibilidad de que saltasen una valla. Segundos después, las cámaras de seguridad del Jardín Botánico filmaron a los sospechosos dirigiéndose hacia la facultad de ETEA.

Interpuesta la denuncia, los investigadores dieron con el mono en un domicilio sevillano. Fue identificado gracias a un microchip y el veterinario del zoológico pudo comprobar que está en perfecto estado. El animalillo ya se encuentra de vuelta en su jaula.

El mono ardilla de Córdoba tiene unos cuatro años y llegó al zoológico hace dos y medio. Lo curioso es que "es carne de mercado negro", indicó Cobos, porque fue decomisado por el Seprona a otra banda de traficantes en la frontera de La Junquera. Así que el pobre mono se ha pasado media vida secuestrado. Su simpatía y domesticidad lo convierten en una buena compañía para el excéntrico de turno. La pena es que este mono, que ha saltado al estrellato, no tiene nombre para ser recordado. Esperemos que a los trabajadores del zoo se les ocurriera ayer bautizarlo aprovechando la festividad de San Antón, patrón de los animales.