La reacción de los padres cuando reciben la noticia de que les ha nacido un hijo con síndrome de Down es de incredulidad y pasan por un momento de shock . Cuando se deciden a acudir a la sede de la asociación que agrupa a las personas con esta trisomía, eso significa asumir que han tenido un hijo distinto al que deseaban. Según Araceli Camacho, profesional de Atención Temprana en la Asociación Síndrome Down de Córdoba, la mayor parte de los padres, cuando llegan, "vienen derrumbados, con muchos miedos y con un desconocimiento total de lo que es el síndrome de Down", ya que solo tienen una imagen muy negativa. "Además, la gente ya se ha encargado de darles un listado de todas las cosas malas que pueden tener estos niños". El proceso de aceptación del niño difiere mucho de unas familias a otras. "Incluso algunos padres no asumen que tienen un hijo con síndrome de Down", dice la profesional, que considera que la atención temprana es "muy importante" en el primer año de vida del niño, pues en este periodo se debe producir "un adecuado ajuste familiar", desmitificando los aspectos negativos de esta minusvalía e intentando que los padres traten a ese hijo como a cualquier bebé.

Araceli Camacho ya se sabe la pregunta que le van a hacer los padres con un hijo con síndrome Down, si no en la primera visita que le hacen posiblemente en la segunda. "¿Estos niños van a hablar?", "¿van a andar?" "¿van a ir al colegio?" y hasta "se van a poder sentar solos?". Otro miedo que detecta la profesional en los padres es "el temor a un futuro inmediato" y en ocasiones hasta se producen sentimientos de rechazo en los progenitores hacia su bebé, negándose a cogerlo en brazos e incluso a hablarle. Pero Araceli también aconseja no sobreproteger al niño, pues eso limitaría su desarrollo, y hacer con el bebé ejercicios en cualquier momento, como en el baño, las comidas, etcétera.

Son muy distintos esos primeros conceptos de los padres cuando llegan a Atención Temprana de los que tienen años después. De hecho, los padres consultados coinciden en afirmar que si tras una amniocentesis ahora se les dijera que otro hijo que esperan viene con síndrome de Down, no dudarían en traerlo al mundo.