La crisis no hace distinción de nacionalidades entre los más necesitados. Si hace un año eran mayoría los extranjeros que acudían en demanda de ayuda al comedor social de los trinitarios, al centro de acogida Madre del Redentor o al albergue municipal de Córdoba, a día de hoy --ayer se celebró la jornada mundial para la erradicación de la pobreza-- hay un equilibrio entre españoles e inmigrantes.

Javier Evelio Díaz, responsable de la Fundación Prolibertas (trinitarios), señala que desde septiembre se viene observando un aumento de españoles, "que algunos días superan en número a los extranjeros". Suele ser "una persona de unos 50 años con media jornada, al que le ha costado entrar en el mercado laboral y que ahora se ha quedado fuera".

A este contingente se han sumado en los últimos meses "inmigrantes llegados de la Costa del Sol que trabajaban en la construcción y que se han quedado en el paro". A ellos se unirán dentro de poco los temporeros.

Las cifras que maneja esta fundación apuntan a que en el 2007 el 70% de quienes demandaban sus servicios --sobre todo el comedor social-- eran extranjeros. "Ahora estamos al 50% de españoles", subraya Evelio.

Prolibertas ofreció 12.131 comidas durante el año pasado; efectuó 4.094 atenciones de servicio de ropero; 2.482 duchas y 83 familias se beneficiaron del servicio de canastillas para bebés recién nacidos.

La situación es parecida en Cáritas. De los 402 españoles atendidos el año pasado se ha ido a los 702 de este año, mientras que los extranjeros han pasado de 129 a 292.

Hay más hombres que mujeres que acuden a esta entidad. En el 2007 los varones fueron 264 frente a 267 mujeres, y este año se han contabilizado 562 hombres y 432 mujeres.

José Repiso, gerente del centro Madre del Redentor, comenta que "llevamos tiempo notando mayor demanda y lo más significativo es que hace dos años que se abrió la casa municipal y seguimos con el mismo ritmo".

Si antes el perfil del demandante era el de un transeúnte, "ahora vemos a una persona de 45 a 50 años que deja de tener trabajo y se ve abocado a vivir en una casa de acogida". La mitad de sus residentes son españoles. "Atendemos diez peticiones al día. Hace un año nos llegaban unas cinco solicitudes diarias".