En vez de pedir la hora, daban ayer ganas (a veces) de pedir el año.
-Oiga usted: ¿En qué año estamos?
-Pues en 2008.
-Es que tenía mis dudas, porque los temas de este debate son los mismos que los de hace cuatro años.
-O más.
Ya sin exagerar, lo cierto es que los grandes temas de la ciudad volvían ayer a ser objeto de las fintas verbales de los políticos en el sufrido salón de plenos, y el soniquete recordaba épocas pasadas, cuando todos estábamos más jóvenes, más alegres y más guapos.
Sin embargo, hay cambios sustanciales. Ya no se pone en duda que salga adelante la reforma del aeropuerto, por ejemplo, y se debate sobre cómo se pagará el centro de congresos, antes Palacio del Sur, aunque dando por sentado que se hará.
Ayer se vio a Rosa Aguilar arremetiendo con dureza contra Nieto al que las urnas han crecido, a Ocaña indignado porque nunca se le reconocen los logros y a Blanco, que no tiene inconveniente en admitir luces y sombras en la gestión, lo que debería extenderse por el conjunto del gobierno local.