Ayer estuvo en Córdoba Carmen Caffarell, directora del Instituto Cervantes, para firmar un convenio con la Universidad de Córdoba. Tras los saludos, llegó la hora de estampar la rúbrica, pero, cuando el rector, José Manuel Roldán, y Caffarell se intercambiaron las copias, ella se dio cuenta de que él había firmado bajo el nombre de la directora del Cervantes. Un despiste sin importancia, creo.