Como en cualquier obra pública, la rehabilitación del Puente Romano de Córdoba tiene duros detractores y también apasionados defensores, como ha podido comprobar este periódico con un pequeño sondeo realizado ayer entre los paseantes que caminaban por la Ribera.

El autor del proyecto, Juan Cuenca, defendía ayer mismo sus criterios en una entrevista con Radio Córdoba SER, en la que aseguró que se siente "orgulloso y muy feliz de haber abordado esta obra". Cuenca restó importancia a las voces críticas que han surgido ante su diseño, como las del Area de Arqueología de la UCO, al comentar que "una cosa es opinar desde las obras y otra muy distinta es hablar desde un despacho, sea de la Universidad o de un periodista", al tiempo que afirmó que "he aprendido a no hacer caso a las críticas, antes me afectaban pero ya no".

El arquitecto y director de obra explicó que "cuando se remozó el puente a principios del siglo XX perdió muchos de sus atributos, como los escudos o las archivoltas de los arcos. De todo eso tenemos fotografías que nos han servido para recuperarlo", y también aseguró que "antes no tenía más encanto el puente, sino suciedad y hojarasca, lo que hemos hecho es recuperar su valía histórica".

División de opiniones

Por su parte, entre los caminantes que ayer pasaban ante las obras, había opiniones diversas. María Auxiliadora García es una estudiante de 21 años que lleva tres viviendo en Córdoba y asegura que "no me gusta como está quedando, me gustaba más antes, lo han puesto demasiado renovado. Podían haberlo restaurado sin cambiarlo todo". Anca Corcodel, también estudiante, afirma que "deberían haber utilizado otro tipo de materiales, más desgastados, ahora parece todo nuevo y contrasta mucho con la Mezquita".

Antonio Blanco es un cordobés del Campo de la Verdad y elogia la actuación realizada en la vieja pasarela: "Había que arreglarlo porque estaba en muy malas condiciones, no se pueden dejar que se caigan las cosas . Blanco afirma que "en Córdoba tenemos la mala costumbre de criticarlo todo, pero con el tiempo se pondrán más oscuras las piedras".

Sira Aparicio, una visitante que ha conocido el Puente Romano antes de la rehabilitación, dice que "lo veo demasiado moderno, me hubiera gustado que la reconstrucción fuera más respetuosa". Mari Carmen Mateos, cordobesa, afirma que "a mí sí me gusta, hay críticas porque todo el mundo cree que era como lo hemos visto", pero no está tan a favor de la iluminación. También aprueba el proyecto Mari Angeles Rojas: "La restauración era necesaria porque el puente estaba en mal estado, y siempre que se restaura algo se conserva lo antiguo", aunque señala que "las obras están tardando mucho".

Gabi Cabrera es un almeriense que llegó ayer a Córdoba y no conocía el Puente Romano antes de la reforma pero afirma que "lo veo demasiado arreglado, como nuevo, no parece un puente antiguo, quizá con el tiempo...". José Calero, por contra, considera que "está quedando muy bien, creo que las críticas son injustificadas, aunque habrá que esperar el final de las obras". Esperemos pues.