Cada vez hay menos diferencia entre el pregón juvenil y el adulto , no sólo por la diferencia de edad entre uno y otro (27 años el juvenil y 33 el del próximo sábado), sino por la madurez de forma y contenido que se manifiesta en el teóricamente destinado a los jóvenes.

Visión juvenil y libre de prejuicios, amplio y emocionado espacio para los recuerdos, homenaje a sus mayores y a los cofrades --con generosidad en la mención de nombres y apellidos--, emoción con sus cofradías de la Agonía y la Sagrada Cena, crítica de lo que no le gusta y sueños de lo que desea el pregonero: éstos fueron los núcleos temáticos de la intervención del periodista Rafael Carlos Mendoza en el pregón juvenil que pronunció ayer en la iglesia de la Magdalena. Hasta se permitió una licencia que aún no ha tenido cabida en el pregón oficial: la de no mencionar expresamente todas las cofradías, una por una, en su evocación de la Semana Santa.

La exposición de Rafael Romero del Rosal rodeaba al público con las miradas en acuarela de los Cristos cordobeses; la banda Tubamirum de Cañete de las Torres puso el ambiente musical con sus marchas procesionales, y las palabras de Antonio Ranchal --hermano mayor de la cofradía del Naranjo-- sirvieron de prólogo al pregonero, que distribuyó por barrios y parroquias más que por su orden de salida, su evocación de la Semana Santa.

PARA TODOS Aunque se trataba de un pregón juvenil, o precisamente por ello, Mendoza llamó a la participación de todas las edades: "La Semana Santa no es una fiesta ñoña y llena de caras de niños, sino una fiesta en la que no puede ni debe fallar ningún eslabón generacional".

Antes de dar por cerrado su pregón, sintetizó en pocas palabras lo que para él es la Semana Santa: "Nubes de incienso, inspiración barroca o lúgubre noche entre las Animas. Bulla, color y amor. Un sentimiento cristiano y un abrazo sincero. Todo es cofradía. Esa es, al menos, mi Semana Santa".