El hotel Hospes Palacio del Bailío, el primero de cinco estrellas de Córdoba, presentó ayer a la prensa y la sociedad cordobesa sus nuevas instalaciones de la marca Senzone: el restaurante y bar de tapas, con el que en la práctica el complejo hostelero entra en plena actividad.

El restaurante, así como el bar de tapas independiente, ofrecerá platos de alta cocina con elementos de la tierra, "adaptando al siglo XXI, con las técnicas culinarias actuales", explica Ortega. Así, el chef revive platos como el clásico perol cordobés, el salmorejo, el rabo de toro o el gazpacho, todo ello "con mucha humildad y mucho respeto", resumió por su parte Isaac Mestre, responsable de la marca Senzone que, autónomamente, se encarga de la gastronomía de la cadena de hoteles Hospes.

PARA ABRIR EL APETITO El resultado son platos de nueva cocina como una ensalada de hierbas, tallos y flores con queso de Zuheros y vinagreta de frutos secos, un sorbete de gazpacho, rabo de toro deshuesado con emulsión de papas a lo pobre y foie o yogurt de foie y pedro ximénez con reducción de jengible.

El hotel, del que el consejero delegado, Antonio Pérez Navarro, dijo ayer sentirse particular orgulloso, cuenta con 53 habitaciones, 35 de ellas superiores, 10 de lujo, 7 junior suite y la Suite Gran Capitán, que está dividida en dos áreas separadas por sendas portadas de fábrica de escayola del siglo XIX. La suite, cuyo coste oscila en torno a los 400 a 600 euros la noche, alberga cuatro murales y un lienzo de hace dos siglos que narran escenas del Gran Capitán, de extraordinario valor histórico y pictórico.

PASADO Y VANGUARDIA Sin embargo, no son las únicas joyas artísticas del hotel, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) y con protección por su carácter monumental e histórico desde 1982. Así, su recuperación ha supuesto una inversión cercana a los cuatro millones de euros, según fuentes de la Administración autonómica, que en el 2004 destinó una subvención para el minucioso trabajo de restauración y adaptación del inmueble a su función turística. En los 4.000 metros cuadrados de planta se encuentran hitos como sus cuatro patios, el zaguán de acceso desde la calle Ramírez de las Casas Deza, columnas romanas, elementos de arquitectura popular o pinturas, frescos y estucos del XVIII, XIX y XX combinados con obras y mobiliario de vanguardia de calidad, que se integran con notable resultado creando una atmósfera que, más que "de lujo", puede definirse como "de gusto".

Incluso, en el subsuelo se está trabajando, sin que la actividad y los servicios se interrumpan, para hacer visitables los restos de una casa romana, hitos que también se integrarán en el área de spa de la firma Bodyna, la última de las tres marcas del grupo y con las que se completarán totalmente las instalaciones del hotel.

El Palacio del Bailío, con una plantilla de unos treinta trabajadores, cuenta con elementos arquitectónicos desde la época romana hasta hoy. De hecho, ocupa el lugar de varias mansiones romanas, albergó construcciones islámicas en niveles superiores arqueológicos y fue la residencia de la familia Cárcamo, del Gran Capitán, los Fernández de Córdoba, propiedad del califa del toreo Machaquito (que lo alquiló para instalaciones de servicios del Gobierno) y también residencia de la familia Castejón, del que puede destacarse la huella que dejó el singular catedrático de la Facultar de Veterinaria de Córdoba Rafael Castejón.