El mensaje ecologista sobre la necesidad de ahorrar energía ante la amenaza del cambio climático ha marcado este año el encendido de la iluminación extraordinaria de Navidad. Pero no por las protestas de grupos medioambientales, sino porque en esta ocasión el gobierno municipal se ha comprometido a reducir el gasto energético de las luces navideñas a razón de un 5% anual, con el objetivo de llegar a una reducción del 50%.

Hoy mismo, según anunció ayer la alcaldesa, Rosa Aguilar, el Pleno municipal aprobará la agenda medioambiental propuesta por Ecologistas en Acción para que la ciudad contribuya, con medidas concretas, a frenar el cambio climático.

Así que, sin las protestas de fondo de los ecologistas que casi se habían convertido en la música de fondo del tradicional encendido en años anteriores, la alcaldesa accionó ayer, a las siete de la tarde, el botón que dio corriente a las más del millón trescientas mil bombillas que iluminarán estas fiestas la capital cordobesa. Bueno, no todas, porque saltó el diferenciador de La Corredera. El problema se solucionó en las siguientes horas y fue el único incidente reseñable, después de que, en consonancia con el "espíritu de armonía que debe existir entre los vecinos y los comerciantes", como dijo una alcaldesa muy conciliadora, se evitase la protesta de los comerciantes de la calle Santa Rosa. Los vendedores habían anunciado un apagón de sus escaparates por la ausencia de alumbrado navideño en la calle. El problema estaba en que un bloque de vecinos se negó a que los arcos se enganchasen en su fachada. La solución pasará por la colocación de unos postes, hoy mismo, donde sujetar las luces.

De forma que prácticamente nada enturbió ayer el tradicional acto del encendido, al que acudieron varios centenares de personas, la mayoría familias con niños, que vieron en primera fila cómo se hacía la luz en el belén gigante que ocupa la fuente del Bulevar del Gran Capitán. Muy cerca, y al mismo tiempo, se iluminaba la fachada de El Corte Inglés, otra de las referencias del paisaje navideño, donde, por cierto, el mensaje ecologista sí que ha calado hondo. Aquí el ahorro ha sido de hasta un 90%.