Los dos médicos del hospital universitario Reina Sofía acusados por la muerte de un bebé han sido absueltos por un juzgado de Córdoba al considerar que no existió negligencia en su actuación en el parto, según informó EFE. Los hechos tuvieron lugar en junio de 2002 cuando la paciente, que había tenido un embarazo sin complicaciones, estaba teniendo un parto sin especiales dificultades hasta que se detectó que el feto presentaba una bradicardia.

Según la sentencia, un médico adjunto de guardia del servicio de Obstetricia y Ginecología, al observar que la dilatación que presentaba la parturienta se encontraba en su última fase y que el feto estaba encajado en el canal uterino, decidió que era necesaria la utilización de fórceps. La práctica médica fue encargada a la otra acusada, una residente del segundo año, que la realizó "sin que conste que se hiciera de forma defectuosa", afirma la sentencia.

No obstante, en el parto se presentó una complicación consistente en una distocia de hombros que la acusada "corrigió satisfactoriamente", si bien el feto fue inmediatamente trasladado a neonatos al presentar un estado de extrema gravedad por hipoxia grave con posible lesión medular no comprobada, lo que le llevó a la muerte a los diez días. En opinión del tribunal, no hubo error de diagnóstico ni uso de medios equivocados, sino un parto con complicaciones derivadas de una rotura uterina silenciosa, "de la que provienen todos los daños graves".