La sencillez de este plaza, hecha de un trazo, resalta su blanca austeridad. En apariencia, nada hace pensar que su parca estampa se ennoblece con el título de Conde de Priego, recuerdo de la casa principal de este linaje que cerraba el conjunto. En esta fotografía de septiembre de 1947, con la ciudad enlutada por la muerte de Manolete, unos vecinos rellenan los botijos en la fuente abastecedora.