Lo dejó muy claro desde el principio: "Que Dios nos libre de gloriarnos de todo lo que no sea la cruz de Jesucristo", fueron sus primeras palabras en la misa, antes incluso de los saludos rituales. El cardenal arzobispo de Sevilla, fray Carlos Amigo Vallejo, sigue sin ocultar bajo las solemnes vestiduras cardenalicias --no lo pretende, por otra parte-- su condición de fraile franciscano: y así toda su alocución, en el pontifical conmemorativo del XXV aniversario de la refundación de la archicofradía de la Vera Cruz, fue un canto a la sencillez con que ha de vivir un cristiano el mensaje de la cruz, con los pilares del amor y la ternura.

En primera fila, Francisco Alcalde por la Agrupación de Cofradías, Marcelino Ferrero por el Ayuntamiento y José Miguel Sánchez Calvo--Rubio como hermano mayor de la Vera Cruz, encabezaban un aforo al completo en la parroquia de San José y Espíritu Santo. Música de estreno para estas bodas de plata en la coral Jesús Nazareno de Alcalá de Guadaira, representantes de cofradías de Córdoba y muchos vecinos del Campo de la Verdad: a todos llegaron con claridad las palabras del cardenal, que a su perfecta dicción vallisoletana une el tono sosegado propio de un hijo de San Francisco.

La exaltación de la cruz para los cristianos y los cofrades, materializada en ese culto a la Vera Cruz que las cofradías de este título pusieron en marcha ya en la Edad Media, fue el eje de su intervención. Y junto a ese culto a la cruz, la entrega a los demás: "Nos hacemos grandes preguntas sobre el sentido de la vida, sobre el sufrimiento, porque no los entendemos, pero siempre entendemos un gesto de amor o una entrega al servicio de los demás, y eso es así porque el amor y la ternura son lo nuestro , lo que nos hace humanos".