LUGAR DE NACIMIENTO CORDOBA

EDAD 55 AÑOS

PROFESION ABOGADO

TRAYECTORIA POLITICA PORTAVOZ MUNICIPAL DE ALIANZA POPULAR (1983--1987) Y DIPUTADO PROVINCIAL (1986--1987)

CARGO ORGANICO VICEPRESIDENTE DE AP DE CORDOBA

--Usted salió de la política en 1987 y desde entonces ha permanecido al margen de ella. ¿Salió desencantado de ese mundo?

--Desencantado, no. Los años que estuve en la política, con cargo público y los anteriores, fueron magníficos. Lo pasé bien y disfruté con lo que hacía. Lo que ocurre es que siempre queda un gusanillo que dura una temporada, pero luego pasa. Además, yo no dejé la política; fue la política la que me dejó mí.

--Durante ese tiempo ha reducido su actividad pública, aunque ha matado el gusanillo del que habla con tertulias...

--Recuerdo que tuve unos años de actividad cultural importante con la Asociación Cultura y Progreso y Córdoba 2000, de Joaquín Fayos, que tuvieron su relevancia en la ciudad. Luego, he seguido la actualidad y comentándola en los foros que mi situación me lo permitía.

--¿Y cuál ha sido su actividad desde entonces?

--Me he dedicado a la abogacía y a mi trabajo en la Cámara Agraria.

--Usted pudo ser el anterior presidente del Consejo Económico y Social (CES) en lugar de Balbino Povedano, pero dicen que UGT le vetó.

--No lo sé. Es cierto que me ofrecieron ser presidente del CES y que dije que no tenía inconveniente en aceptar el cargo, pero al final no salió adelante la propuesta. Los intrUngulis no los conozco y por tanto no puedo hablar con precisión de ellos.

--Pero entró como consejero por el grupo cuatro, el de personas de reconocido prestigio. ¿Cómo ha sido su experiencia?

--También ha sido positiva. Creo que uno de los motivos que han pesado para que hayan pensando en mí para la presidencia son esos años en los que he formado parte del CES.

--El CES ha denunciado desde el principio la precariedad de medios con los que ha trabajado y que prácticamente languidecía. Incluso el anterior presidente, Balbino Povedano, había pedido el relevo desde que tomó posesión la actual Corporación municipal.

--Es que nuestros mandatos coinciden con los de la Corporación municipal. Ahora hemos tenido que adaptar lo que era el CES a la Ley de Grandes Ciudades y por ello hemos atravesado por una situación lánguida. De hecho, el cese de los consejeros se produjo en junio del 2005, cuando se aprobó el reglamento del nuevo Consejo Social. Desde entonces hemos hecho lo que era obligado, como el informe de las ordenanzas municipales, pero hemos paralizado otro tipo de actividades que teníamos.

--Pero el problema principal ha sido la falta de medios.

--El problema fundamental es que ninguno de los miembros del consejo es profesional de esto. Cada uno tiene sus ocupaciones, y, claro, las infraestructuras de las que disponemos son mínimas. Tenemos un pequeño despacho en la casa Ciudadana de Lepanto, en el que cuando hay pleno y vamos la totalidad de los consejeros resulta hasta difícil sentarse. Esa estancia sirve de sala de reuniones, de despacho..., y luego tenemos un secretario que no está dedicado full time a su cometido. Es cierto que necesitamos una pequeña infraestructura administrativa y un local donde desarrollar la actividad. Problema económico no hay.

--Pues no sé donde se van a sentar, pues el organismo que se ha creado es distinto y tiene una participación más amplia. ¿Qué línea le va a diferenciar del anterior CES?

--Este consejo va a ser lo que quieran sus consejeros, lo que quieran las instituciones y entidades allí representadas. Facultades tenemos porque el reglamento es generoso y permite que no sólo opinemos sobre aquellos temas que es preceptivo hacerlo. Permite también tomar la iniciativa para informar sobre algo que creamos interesante para la ciudad.

--Pero usted tendrá un proyecto de trabajo.

--Mi misión es de impulso, por un lado, y de moderación, por otro, como debe ser la del presidente de un órgano colegiado. Voy a organizar el consejo, primero con unas condiciones mínimas para poder trabajar. En segundo lugar quiero despertar la inquietud en los consejeros sobre temas que hay en la ciudad que requieren nuestro pronunciamiento. Quiero que el Consejo Social se convierta en algo imprescindible para los políticos que nos quieran oír.

--El núcleo duro del Consejo Social sigue siendo el de los sindicatos y los empresarios. ¿Eso va a enfocar su actividad hacia temas económicos?

--No necesariamente. Por supuesto que informaremos sobre los presupuestos y ordenanzas fiscales del Ayuntamiento, porque preceptivamente tenemos que hacerlo, pero luego están otras cuestiones, como las urbanísticas, las de desarrollo local y del Plan Estratégico.

--Dígale al ciudadano de la calle para qué sirve el Consejo Social.

--Debe ser la máxima representación de la voz de la ciudad. Creo que debe tener mucho peso. Me gustaría que el consejo fuese abierto, estén o no representados directamente los colectivos ciudadanos. Si alguien tiene una inquietud o algo que crea que nosotros debemos debatir, estoy estoy dispuesto a oirlo y así lo plantearé a los consejeros.

-- Y el cuerpo político municipal, ¿hace caso de las recomendaciones del Consejo Social?

--Hace caso en la medida de lo posible. Nuestras decisiones no son vinculantes y siempre hay un efecto de oportunidad política, y lo digo en el término más noble de la palabra, que les lleva a tomar una decisión u otra. Se puede emitir un informe y el político puede decir que muy bien, pero que no es el momento de hacerlo. Esa es su responsabilidad.

--¿Qué supone para usted este nombramiento?

--Una satisfacción por el modo en el que se ha desarrollado todo. He sido designado por unanimidad en el Ayuntamiento y por unanimidad en el Consejo Social. Esta situación la asumo como un reto. En este periodo quiero darle un impulso, una dinámica de trabajo y dotarlo de medios materiales.