Después de un año de instrucción, la juez ha comunicado en un auto a la maestra de El Brillante acusada de abusos a menores que su caso se archiva. La titular del juzgado de Instrucción número tres de Córdoba afirma que "no resultan indicios sólidos ni razonables de que tales hechos se hayan perpetrado".

Una vez que se han practicado todas las diligencias, "no concurren indicios racionales fiables de la comisión del delito de abusos sexuales objeto de la causa". Tampoco "existen en los autos parte médico alguno que constate la agresión o abuso denunciado", según la magistrada.

Además, "los informes periciales practicados a los menores no son concluyentes en este sentido, sin que pueda perderse de vista la sugestionabilidad de un menor de edad y su tendencia a confirmar la hipótesis de quién le pregunta".

Como se recordará, nueve padres de alumnos del colegio público infantil El Brillante interpusieron entre el 4 y el 9 de noviembre del año pasado denuncias contra la profesora por malos tratos y abusos sexuales a sus hijos, de tres años de edad.

El detonante de esta situación surgió a raíz de que un niño salió de clase con una herida en el labio. El parte de Reina Sofía refleja que el menor presentaba una "interacción personal normal para su edad, excepto que adopta actitud negativa al interrogar sobre el golpe". El médico sospecha de "malos tratos en el colegio. Según refiere el niño, culpa a su maestra de golpearle con fuerza en la boca". El pediatra observó un edema "probablemente postraumático en labio inferior. Hematoma de un centímetro a dos sobre rodilla izquierda y hematoma algo más pequeño en la cara anterior de la pierna izquierda.".

Sobre esta lesión, "no queda acreditado que la denunciada haya sido la autora", destacando que tanto éste como otro de los niños manifestaron que había sido a consecuencia del empujón de un compañero y que se golpeó contra el bordillo.

A esta denuncia se sumaron otras en las que los padres relataban que sus hijos eran sometidos a tocamientos por la maestra durante las clases, en los lavabos y en un cuarto oscuro.

El auto expone la "animadversión que se advierte por parte de los padres hacia la acusada, debiendo resaltar el hecho de que la mayoría de los menores fueron repetida e insistentemente explorados sobre los hechos, no sólo por sus padres, sino por madres de otros niños en reuniones que concertaban al respecto". De esta forma, se vició "absolutamente su posterior testimonio".

Después de oír a los empleados del centro, la juez asevera que el aula "estaba abierta en todo momento y en modo alguno el profesorado acompaña a los niños al lavabo".