Llegaron en la noche del domingo y tuvieron que irse el lunes. Un centenar de gitanos rumanos paró en Las Quemadas camino de "una boda en Portugal", según comentó el jefe del clan a este diario, quien insistió en que "somos españoles", pero no había forma de que enseñara el DNI o el pasaporte.

La Policía Local giró visita en la mañana de ayer a una zona de aparcamientos aneja al circuito deportivo de Las Quemadas para decirles que tenían de plazo hasta las 15.00 horas para abandonar el lugar. En caso contrario, "nos han dicho que mandan a la grúa para que se lleven los coches".

Este grupo, que según su patriarca se dedica a "la venta ambulante de tapetes y mantas en España, Francia y Suiza", llegó a Córdoba desde Barcelona pasando por Madrid en una treintena de caravanas tiradas por vehículos de gran cilindrada, principalmente Mercedes y BMW. Se quejaba del trato de los agentes municipales, que les hicieron identificarse, y a los que calificó de "un poco racistas". Además, decía que "en otros países nos acogen y nos dan luz y agua, pero aquí ni siquiera nos dejan aparcar".

Todo esto lo comentaba en un correcto castellano mientras se dirigía a sus compañeros de viaje para dar instrucciones sobre la marcha en rumano, insistiendo en que "nosotros somos españoles y los policías han sido muy agresivos con nosotros; toma nota y cuéntalo para que lo sepa todo el mundo".

A las tres de la tarde no había rastro de los policías por los alrededores, pero ellos estaban recogiendo sus pertenencias --mesas, sillas plegables y equipos electrógenos-- mientras miraban a todas partes por si venían los municipales y media docena de niños jugaban ajenos a la situación en el parque cercano. "Qué quieres que hagamos si nos han dicho que nos echan. No podemos quedarnos".

Daba la impresión de que esta situación ya la habían vivido en algún sitio. Por eso alargaba la conversación, confesando que "sé que mientras estéis aquí, la policía no se acerca. De todas formas, quedaros". Incluso un par de jóvenes sacaron una guitarra para mitigar la espera de la partida del convoy y amenizar el rato.

Pero no hizo falta que aparecieran los policías para que los rumanos se marcharan. Una primera tanda de coches salió sobre las 15.15 horas y enfiló hacia Córdoba; el resto recogía lo que quedaba.