El empresario cordobés M.B.R., acusado de maltrato por su ex compañera sentimental, respira más hondo desde hace un par de días. Y es que la mujer ha retirado la demuncia y solicitado el archivo de las actuaciones, alegando que las acusaciones "no fueron ciertas y que las hizo por no encontrarse bien de los nervios y tener pánico", según reza en el escrito presentado ante el juzgado de Violencia contra la Mujer (Instrucción siete).

Así, reconoce que "no había cuchillos ni hubo amenazas" y admite que "le dijo que la iba a buscar la ruina" al empresario, con quien tiene una hija de cuatro años.

La mujer, que padece esquizofrenia, denunció a M.B.R. el 13 de agosto afirmando en Campo Madre de Dios que le había amenazado con un cuchillo de cocina justo cuando él había ido a la misma comisaría para denunciarla por acoso. Valió más el testimonio de ella, que había salido de Salud Mental y que sólo presentaba un cardenal de un centímetro de diámetro en un brazo, que el del hombre, que se quejaba ante los policías de "y a mí, ¿quién me protege?" y se pasó un par de días en el calabozo para ser conducido esposado ante la juez, quien le impuso una orden de alejamiento.

La Justicia seguirá su rumbo y ahora le toca mover ficha a la fiscalía y solicitar, si lo ve oportuno, que la causa se archive. Pero el susto no se lo quita nadie al denunciado, que se refugió en casa de un amigo a la vista de que ella iba a buscarlo casi a diario a su piso.

Lo que queda por determinar es si la denunciante pasará ahora a ser denunciada. La Ley, que nos debe proteger a todos por igual, le ha jugado una mala pasada a este hombre, quizá porque no cumple con la premisa de la igualdad.