El padre del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Córdoba del 2002, José Seguí, que participó anoche en un denso debate organizado por la asociación Futura, manifestó minutos antes del acto a Diario CORDOBA su satisfacción por haber trabajado en el diseño del futuro de la ciudad, legando un PGOU que "como todos los planes generales, está obligado a ser un documento básicamente cerrado", aunque no hasta el extremo de hipotecar su futuro. "El PGOU es como un reloj, no se debe desarmar porque luego es imposible que vuelva a funcionar, pero sí puede retocarse alguna pieza para que encaje mejor, para afinar la puntualidad", explicó el urbanista y arquitecto internacionalmente reconocido.

CAMBIOS PUNTUALES José Seguí dijo desconocer la polémica que recientemente se ha originado en Córdoba sobre la conveniencia de realizar diversos cambios puntuales en el PGOU (la Gerencia de Urbanismo tiene en curso trece expedientes distintos), considerando que "no es mucho", al menos si se compara con planes recientes como el de Málaga (con unos 120 cambios formalizados en nueve años), añadiendo que desde el punto de vista profesional, cuando se altera un proyecto arquitectónico o de planeamiento realizado por él "no tengo un sentimiento de propiedad", el típico pesar que puede sentir un creador al que se le desvirtúa su obra. "Lo importante es que el proyecto siga adelante. Una vez hecho, pertenece a la sociedad y si se mejora, bendito sea".

Respecto a cuestiones como el futuro de Córdoba, más allá del 2014 y de la vigencia del actual PGOU, Seguí afirma que debe la ciudad debe de planificarse a "escala territorial", ya no sólo como municipio y más allá del concepto de área metropolitana, sino como el nudo de comunicaciones estratégico entre "Madrid y el mar", aprovechando, por ejemplo, la revolución que supondrá el AVE a Málaga y la Autovía.

Sobre la polémica del plan para construir un edificio singular en lugar del antiguo hotel Meliá (una de las propuestas es una torre de cerca de dos decenas de pisos), Seguí afirma que "el problema no es tanto que haya un edificio de altura en la ciudad, sino cómo encaja un edificio en la ciudad". "Los edificios no son elementos que relanzan a la ciudad, sino que la complementan y enriquecen", por lo que su valor está en la "capacidad de conformar ciudad", que es a su juicio lo más importante del debate abierto.

Sobre la cuestión de que los proyectos de desarrollo urbanístico de una ciudad tenga que contar con la iniciativa privada, con la que hay que negociar continuamente en busca del mayor beneficio posible para la ciudad y la sociedad, Seguí recuerda que "un plan no debe de ser un documento de financiación, sino un proyecto para hacer ciudad", pero buscando un "equilibrio de los aprovechamientos", que la iniciativa privada legitima cuando se comparte la rentabilidad con el bien público, considera el arquitecto.