El hospital Reina Sofía pretende revolucionar de nuevo las técnicas para superar el infarto de miocardio, al igual que ya hizo en los años 80 con la fibrinolisis (disolución de los trombros), un procedimiento que fue aceptado posteriormente en España como tratamiento estándar y que supuso un gran paso adelante en el control de la mortalidad por infarto. El nuevo proyecto está en fase de ensayo clínico y va a ser realizado por los servicios de Cardiología y de Hematología del Reina Sofía. Con el mismo se quiere demostrar en unos 50 pacientes las posibilidades de recuperación del tejido dañado tras el infarto de miocardio con un tratamiento que potencia la regeneración a través de la movilización a la zona afectada de células madre adultas hematopoyéticas (procedentes de la médula ósea). Además, se comenzará a trabajar también en la mejora de la función cardiaca de los pacientes crónicos.

Uno de los impulsores del estudio y jefe de sección de Hemodinámica del hospital, José Suárez de Lezo, apuntó que el estudio "reportará beneficios incalculables para los enfermos que han sufrido un infarto", y se espera que sus resultados sean aún mejores que la fibrinolisis, que ha bajado la mortalidad por infarto del 17% al 5%.

Suárez de Lezo explicó que el objetivo es contar con los primeros resultados en dos años, aunque la investigación podría prolongarse durante una década, y para ello, de los 50 pacientes escogidos, habrá enfermos agudos y crónicos que sufrieron un infarto y que tras este problema conservan tan sólo un 40% de la función ventricular. A la fase crónica se llega cuando pasan 30 días desde el episodio coronario.

El nuevo proyecto es posterior a un estudio publicado en marzo en el último número de la Revista Española de Cardiología, en el que los especialistas del Reina Sofía demuestran que la movilización de células madre adultas mediante la administración de un factor que las desplaza resulta eficaz en la regeneración del músculo que deja de funcionar tras un infarto. Se probó también con 13 pacientes un tratamiento similar al que recibirán los enfermos del nuevo trabajo, la administración subcutánea de una inyección de células madre de la médula ósea durante diez días a partir del quinto día de producirse el infarto. El jefe de servicio de Hematología, Antonio Torres, recordó que el estudio de la revista señalaba que "siempre hay una reserva de células que tienden a regenerarse en caso de infarto, pero las del tejido del corazón son más difíciles de recuperar", por lo que con esta técnica se busca potenciar el proceso. De este modo no se necesitaría extraer las células madre del organismo para ejercer la actividad regeneradora, cultivarlas in vitro y volverlas a implantar en este caso en la zona infartada. Los resultados editados por la citada revista constataban la reducción de la necrosis en el miocardio y la recuperación funcional de la pared del corazón infartada, a la vez que un crecimiento significativo de las células madre y progenitoras de sangre de los pacientes.