Los conductores a los que le gusta pisar a fondo el pedal del acelerador lo tienen cada día más difícil. Al endurecimiento de las sanciones por infringir las normas de circulación se suma ahora una nueva arma disuasoria: el radar Lidar. Una docena de estos aparatos serán colocados en el tramo entre Córdoba y Madrid de la Autovía de Andalucía (A--4) y otros cuatro en la carretera de Málaga, las dos vías de comunicación que soportan mayor intensidad de tráfico, y estarán operativos a final de este mes, cuando comience la Operación Retorno y la salida de los veraneantes de agosto.

Aunque no se sabe con exactitud en qué puntos kilométricos serán colocados en la A--4, la Dirección General de Tráfico (DGT) instalará los Lidar en los tramos abiertos de la A--45, la antigua N--331; es decir, el tramo que va de Aguilar de la Frontera hasta pasada Lucena, unos kilómetros en buen estado que invitan a más de uno a aumentar la velocidad de su coche.

Estos radares sustituirán a los cinemómetros convencionales y pueden ser fijos o móviles. De aspecto similar a una baliza de las que hay instaladas en las isletas --como se puede observar en la fotografía--, los Lidar son más rápidos y precisos que sus antecesores, tienen un alcance de 300 metros y son capaces de captar un vehículo que circule a 320 kilómetros por hora, frente a los otros que estaban limitados a algo más de 260. Un rayo láser se encarga de medir la velocidad. Por si no fuera poco, controlan tres carriles a la vez.

LA M--30 Estos aparatos vienen precedidos del éxito que han tenido en la M--30 madrileña, donde en siete días se impusieron 8.120 sanciones por superar el límite de velocidad, multas que suponen unos 750.000 euros. Desde que los conductores de la capital de España tuvieron conocimiento de este dispositivo, el número de accidentes en ese tramo se redujo en un 30%. En Barcelona también los hay, no sólo en las rondas de circunvalación, sino en las calles de la ciudad.

Los Lidar se vendrán a sumar a los once radares fijos situados en la Autovía de Andalucía (que cuenta con seis), la A--45 (que actualmente tiene tres) y la N--432 (Granada--Badajoz, en la que hay situados dos).

El banco de pruebas de estos aparatos fue Francia, país en el que entraron en funcionamiento en enero del 2003. En España, la DGT ha invertido 2,6 millones de euros para hacerse con 40 de estos dispositivos, que se añaden a los 200 radares --140 móviles y 61 fijos-- distribuidos por la geografía nacional.