La gastritis atrófica, que equivale a la falta de desarrollo o atrofia de la capa que protege el estómago, supone la antesala del cáncer gástrico, "ya que las personas que padecen esta variante, un 25% del total de población que sufre gastritis, tienen 22 veces más posibilidad de desarrollar este tipo de cáncer", indicó ayer el catedrático de Inmunopatología de la Universidad de Florencia, Gianfranco del Petre. Del Petre es el primer experto mundial de la materia y uno de los más de cien investigadores que participa desde ayer en Córdoba en las VII Jornadas Monográficas de la Sociedad Española de Inmunología, un congreso que hasta mañana va a abordar las patologías cada vez más frecuentes que afectan al aparato digestivo y cuyo origen está en el sistema inmune. "La gastritis atrófica la causa una bacteria, denominada helicobacter pilori , que se encuentra en el estómago del 50% de la población de más de 50 años y a, su vez, un 95% de ese grupo de personas que poseen la bacteria padecen una gastritis en distinto grado", apuntó Manuel Santamaría, especialista del hospital Reina Sofía y uno de los organizadores del encuentro.

Gianfranco del Ferre, que en su día descrubrió los mecanismos patogénicos que subyacen en las gastritis de tipo inmunológico, explicó que la gastritis se produce porque la bacteria antes citada, que se adquiere en la infancia, produce nueve proteínas similares a las procedentes de las células que generan los ácidos gástricos, originando una confusión en el sistema inmunológico y transformando una respuesta buena en una negativa que mata las células productoras de los ácidos por un fenómeno denominado mimetismo celular. La gastritis puede derivar en úlcera gastroduodenal o en atrofia de la mucosa gástrica. Los síntomas de la gástritis atrófica son pesadez, mala absorción, anemia perniciosa y déficit de una vitamina. El director médico del Reina Sofía, José López Miranda, precisó que existe un tratamiento combinado de tres antibióticos que puede eliminar la bacteria. Santamaría añadió que hay un debate abierto sobre si los gobiernos deben invertir para que todas las personas portadoras de la bacteria tomen o no el tratamiento, "aunque algunos expertos rechazan esta idea porque piensan que si la bacteria lleva millones de años en el organismo debe tener algo bueno".