La iglesia de los Padres Trinitarios acogió anoche la habitual exaltación de la saeta organizada por la Federación de Peñas Cordobesas. En esta ocasión, el acto cuaresmal corrió a cargo del compositor cordobés Rafael Castro, que se vio arropado por numeroso público, entre el que estaban autoridades municipales y provinciales, además de representantes de la Semana Santa cordobesa y de las peñas.

Rafael Castro dio comienzo la exaltación con un bello cántico a la entrada de la primavera, continuando con unas letras de saetas dedicadas a todos los pasos que recorren la carrera oficial de la semana mayor cordobesa. Refiriéndose a la saeta, Rafael Castro dijo que "no son ni más ni menos que unos cánticos litúrgicos derivados de las viejas cancioncillas cuaresmales, que empezaron a cantarse allá por los siglos XVI y XVII".

EL ORIGEN Aquellas cancioncillas, "llanas y lizas", según indicó, no eran melódicamente muy agradables para el oído por tener una disonancia desagradable, y eran de dos, tres y cuatro versos octosílabos.

El exaltador señaló que, ya entrado el siglo XVIII, comenzó a cantarse con cinco versos. Este tipo de cánticos se denominan en la actualidad saetas antiguas, siendo tomadas por el pueblo andaluz como suyas. Castro precisó que al oírlas en diferentes pueblos parecen que son distintas. Así, puso como ejemplo los cantos que se realizan en Castro del Río, con la samaritana , o en Puente Genil, con la cuartelera . "La belleza de la saeta antigua --dijo-- alcanza los límites de lo sublime, contribuyendo a la emoción que de ella se desprende, las circunstancias que la rodean y el cantarse al aire libre, embalsamada con el olor del incienso y el azahar".

El exaltador se refirió a la toma de la saeta por el mundo flamenco, que empezó a aflamencarla, rigiéndose ya por unos cánones. Entonces comenzó a cantarse por seguiriya, soleá, la debla, el martinete y la toná.

Rafael Castro recordó que Manuel Centeno, en la Semana Santa de 1924 en Jerez, cantó una saeta por seguiriya que entusiasmó a los oyentes, aunque dicen los más acreditados que esa clase de saeta ya se cantaba en la centuria anterior y, concretamente, en Cádiz, donde un Viernes Santo de finales del siglo XIX, Enrique El Mellizo , al que se le atribuye la creación de esta saeta, la cantó en el balcón de su casa, junto a sus hijos Carlota, Hermosilla y Antonio, a los que se sumaron algunos cantaores más. Dicen que el Nazareno estuvo parado delante del balcón durante más de una hora. También en Jerez, Manuel Torres salió una noche a cantar una saeta en manga de camisa y fue tal la emoción que provocó que, cuando terminó de cantar, se llevaron al Cristo y el público se retiró, dejando todo el suelo de la calle lleno de jirones de su camisa.

EL FLAMENCO Según el exaltador, otros flamencos cantaron saetas, aunque no tuvieron el mismo éxito. Por el contrario, según consideró, hay cantaores de saetas que tuvieron éxito con saetas por seguiriyas sin haberse dedicado nunca al flamenco. "Todo depende de las facultades de cada uno", explicó. Así, precisó que María Zamorano Ruiz, La Talegona , que nunca se dedicó al flamenco, alcanzó una gran maestría. Rafael Castro destacó, igualmente, a otros intérpretes y dio una relación de los que destacaron y siguen haciéndolo en la provincia, así como de los nuevos valores.

Rafael Castro finalizó su disertación con un espléndido e imaginario paseo por lo que es el ambiente de la Semana Santa cordobesa.