"Yo, con sólo cuarenta kilómetros no me entero" decía ayer en broma (es de suponer, aunque no sería de extrañar que fuera en serio) uno de los seiscientos senderistas que, sobre las 18.30 horas llegaron a Parque Figueroa desde la localidad de Villaviciosa, tras la VII Travesía Deportiva de Senderismo Sierra Morena, una cita anual ya consolidada y que ayer convirtió a Córdoba en la capital andaluza de esta afición naturalista y deportiva.

La marcha, organizada por los clubs Llega como Puedas (que también celebra su décimo aniversario) y Algarín contó con la presencia de representantes de todas las provincias andaluzas, así como de clubs senderistas de otras comunidades autónomas, Portugal y Francia. De hecho, el cupo de medio millar de inscripciones se cerró el 20 de febrero y, aún así, un centenar de espontáneos se sumaron a la marcha, patrocinada por el Ayuntamiento y otras entidades.

El caso es que la VII Travesía no pudo desarrollarse en mejores condiciones, con una temperatura fresca pero sin frío, sin el agotador sol pero sin que las nubes llegaran a descargar y con La Sierra más verde que nunca gracias a un cálido y lluvioso invierno. Así se explica que los participantes franceses, relata uno de los senderistas "se paraban frente a cada planta", sorprendidos quizás de encontrar una riqueza biológica tan extraordinaria, cruzando parajes de bosque mediterráneo tan verdes como Alsacia y, todo ello, a pocos kilómetros de la tórrida ciudad de Córdoba.

Recepción con ovejas

La marcha contó también con la representación institucional del concejal Juan Pérez, que se sumó a la marcha en el último tramo de la prueba. Más nutrida fue la representación en la entrada de los senderistas a la ciudad. La directiva de la AVV El Parque (que en Parque Figueroa es toda una institución tras dos décadas de grandes proyectos) recibió a los senderistas con fruta. Vecinos del barrio, simpatizantes, la organización, los servicios de emergencia (que apenas actuaron ayer) y la pancartas de la plataforma A desalambrar se sumaron a la recepción sin olvidar cierto aire reivindicativo. Incluso un rebaño de ovejas que pastaban en un descampado parecía haberse sumado a la fiesta y reivindicar, como aprovechó para señalar un miembro de la plataforma "que esto es un camino de ganado. Hay que recuperar las veredas".

La fiesta senderista terminó en La Corredera con la actuación del grupo Jaramago , un broche de oro para la jornada que para nada intimidó a los participantes. "Y ahora, a bailar, por supuesto", decía uno de los senderistas tras haberse metido 42 kilómetros en las piernas.