Tras 22 años dedicada a la procuraduría, el Ministerio de Justicia ha otorgado a la cordobesa María Leña la Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort como reconocimiento a su lucha por la profesión.

--¿Qué ha supuesto para usted esta condecoración?

--Es un verdadero reconocimiento a todo el esfuerzo que he realizado en estos años por el colegio y por la profesión, aunque no me siento tan merecedora como dicen mis compañeros.

--¿Qué le incitó a lanzarse al mundo de la procuraduría?

--Cuando me licencié en Derecho no tenía las ideas muy claras. Entonces entré a formar parte de un despacho de abogados donde conocí a un procurador, me gustó la profesión y aquí estoy, 22 años después.

--¿Qué cualidades se requieren para ser un buen procurador y merecer la distinción del Ministerio?

--Ante todo, estar dispuesto a muchas horas de trabajo y luchar encarecidamente por la defensa del ciudadano. En definitiva, integridad y mucho sacrificio.

--Dicen que una condecoración es, en cierto modo, un compromiso.

--Y estoy de acuerdo. Como he dicho durante mi discurso, las medallas son difíciles de conseguir pero, sobre todo, son difíciles de mantener. Tras recibir una condecoración tienes que continuar luchando para seguir mereciendo el reconocimiento otorgado. Ahora tengo que dar la talla.