Veinticinco días después de la salida procesional que la llevó a la Catedral, donde se celebró el triduo de preparación a la coronación canónica, Nuestra Señora del Socorro regresó en la noche de ayer a su ermita de la Corredera. La que, en condiciones normales, hubiera sido su tradicional procesión del último domingo de septiembre, se convirtió, de esta forma, en el punto final y el estrambote de las solemnidades que han marcado la práctica totalidad del mes.

La parroquia de San Pedro, donde ha permanecido desde el día de la coronación, y en la que se celebró el triduo de acción de gracias, fue el punto de partida de la procesión, que contó con representaciones de varias hermandades, de la Agrupación de Cofradías y del Ayuntamiento, esta última en la persona del teniente de alcalde Marcelino Ferrero.

Al pasar la procesión por la casa del músico cordobés Luis Bedmar, situada en la calle Pedro López, la hermandad le hizo entrega de un recuerdo en señal de agradecimiento por su colaboración en los actos de la coronación, que ha tenido su máxima expresión en el himno a la Virgen, compuesto por Bedmar con letra de Jesús Cabrera.

Un colorista y estruendoso festival de fuegos artificiales, como es tradicional, puso punto final a la procesión mientras el paso se encaminaba de regreso a su ermita.