Conocer la historia de un pueblo, investigar su pasado y valorar su patrimonio son actividades no sólo rentables desde el punto de vista cultural, sino también desde una perspectiva socioeconómica. Al menos, eso se puede deducir de las observaciones realizadas por el catedrático de Prehistoria de la UCO José Clemente Martín de la Cruz, responsable desde 1992 del grupo del Plan Andaluz de Investigación (PAI) Investigación en Prehistoria de la UCO. Y es que los miembros de este equipo, que establece colaboraciones con profesionales e investigadores de distintas disciplinas como la zoología o la química, intentan desde hace nueve años llevar a cabo un proyecto de estudio en el recinto arqueológico de Ategua, en la localidad de Santa Cruz, argumentando precisamente que la enorme cantidad de información histórica de este yacimiento (según este profesor, "el gran yacimiento de la provincia") puede proporcionar, con la explotación del recinto, una mejora significativa de la calidad de vida de los habitantes de esta zona.

Esta y otras actividades tienen un objetivo común: investigar la prehistoria de la provincia de Córdoba para obtener las razones de la ocupación humana y una cronología absoluta de su evolución en el tiempo. Bajo este motor de arranque han desarrollado otras líneas de trabajo complementarias, como la reconstrucción del contexto medioambiental de las épocas estudiadas y la aplicación de métodos y técnicas a la recuperación y gestión del patrimonio arqueológico.

ORIGENES DE LA PROVINCIA

Pero la actuación en Santa Cruz no es sino una más de las actividades de investigación que desde 1989, año en que se constituyó este grupo como tal, desarrolla el colectivo, entre las que se incluyen colaboraciones con la Universidad de Salerno y la Soprintendenza de Trápani (Sicilia), ambas contempladas en un Convenio Marco de la UCO con estas instituciones italianas. Junto con la planificación del proyecto de Ategua, cuya ejecución espera su inicio, están trabajando en la elaboración de un censo de monumentos megalíticos en la provincia. Con anterioridad, miembros del grupo han estudiado durante casi una década el yacimiento del Llanete de los Moros, en el municipio cordobés de Montoro. El análisis de los restos encontrados en el recinto demuestra que los inicios de la consolidación de grupos de población, como germen de los pueblos de la Campiña cordobesa (caso de Montoro), data de mediados del tercer milenio antes de Cristo, cuando el uso del arado revolucionó las técnicas de explotación agrícola de las tierras de la zona.

De igual forma, el hallazgo de dos pequeños fragmentos de cerámica micénica evidencia las conexiones comerciales que desde alrededor del 1500 AC mantenían estas comunidades con las pueblos mediterráneos. Todo ello, unido al estudio minucioso de restos pertenecientes a cada una de las épocas históricas del municipio montoreño, permite recrear el pasado de una población fundada hacia el 2700-2500 AC por pequeñas comunidades hasta entonces conocidas en las cuevas de las sierras cordobesas, y en la que se aprecian, con posterioridad, huellas de colonizaciones fenicias, griegas, visigodas, árabes y romanas. El Llanete de los Moros es un lugar donde se documenta el momento en que sus habitantes tuvieron que fundar la actual ciudad, obligados a abandonar su poblado por los invasores romanos, así como su uso como puesto de combate en la guerra civil española y como lugar de expansión de la actual localidad de Montoro.

EVOLUCION MEDIOAMBIENTAL

Con el apoyo de la cartografía digital de la orografía actual de la provincia, el grupo de Martín de la Cruz estudia el impacto de la acción del hombre sobre el deterioro medioambiental y la aceleración del cambio climático desde tiempos prehistóricos, como resultado acumulado de su explotación económica. Para ello cuentan con la ayuda de, entre otros profesionales, zoológos, químicos y especialistas en el estudio de polen, semillas y fauna, pertenecientes a diversas entidades como la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Central de Barcelona (UCB), o el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los análisis realizados por estos investigadores confirman la idea de que, hacia el año 2000 antes de Cristo, era efectiva la explotación de los cultivos de cereal, vid y olivo silvestre o acebuche por los habitantes de la zona, mucho antes de que en el siglo VIII AC los fenicios y griegos implantaran sus variedades domésticas en las cepas ya existentes en la provincia. De esta forma, se prueba así la desaparición progresiva en la Campiña del paisaje mediterráneo de encinas y alcornoques en beneficio de los cultivos artificiales, por unas evidentes motivaciones económicas de supervivencia de la especie humana.

RECONSTRUIR LA HISTORIA

La información sobre hechos y tiempos históricos se obtiene en gran parte gracias a los restos arqueológicos que son prueba de los mismos y a las técnicas que permiten la conservación y recuperación de estos elementos. Sabedores de la importancia de estos métodos, los investigadores del grupo dedican una de sus líneas de trabajo a la aplicación de diversos medios físico--químicos que permiten conocer las características (composición, patologías, etcétera) de las piedras, metales, cerámicas y demás materiales del patrimonio arqueológico. Sólo así, dicen, puede abordarse un proceso de recuperación o de conservación de un elemento histórico, como la restauración de la Mezquita o la eliminación de capas de yeso o de cal en cerámicas antiguas, con garantía de efectividad.

Las técnicas empleadas por Investigación en Prehistoria para la identificación de los componentes minerales de cada una de las materias primas necesitan de pequeñas muestras de éstas, que se analizan, bien por medio de la microscopía electrónica de barrido, que no es destructiva, bien por los análisis químicos de fluorescencia de rayos X o por la activición neutrónica, que sí son métodos destructivos. (Más información en www.andaluciainvestiga.com) .