Un total de diez bombas de insulina. Es la cifra que ha presupuestado para Córdoba la Junta de Andalucía, al igual que en el resto de las provincias de la comunidad autónoma. Una cifra flexible y por ahora suficiente, según ha señalado la presidenta de la Asociación de Padres de Niños Diabéticos Cordobeses (Apadi), Rafaela Domínguez, quien insistió en que el motivo es que "se trata de un avance, pero no es una panacea: llevar una válvula pegada al cuerpo no siempre es agradable".

Domínguez informó de que el precio de una bomba ronda los 4.217 euros, y su mantenimiento llega a los 180 euros mensuales, pero están bien subvencionadas por la Seguridad Social, por lo que "quien las quiere las tiene". Sin embargo, los datos revelan que no existe mucha demanda, ya que por ahora tan sólo se han presupuestado diez bombas.

La bomba es uno de los últimos métodos creados para mejorar la calidad de vida de las personas diabéticas. Tiene un depósito a través del cual suministra al cuerpo del usuario diferentes cantidades de insulina rápida, mediante un tubo de plástico (equipo de infusión) que se inyecta con una aguja blanda en el abdomen. Las bombas están diseñadas para ser usadas de forma continua y suministrar una pequeña cantidad de insulina (dosis basal) las 24 horas del día, de modo que el nivel de glucosa en la sangre se mantenga dentro de los límites deseados entre comidas y durante la noche. Sin embargo, tras las comidas, la bomba suministrará una dosis mayor (bolo de insulina), de acuerdo con la cantidad de alimento que se vaya a ingerir. Pero la bomba no es automática; el usuario debe decidir cuánta insulina necesita administrarse. Sin embargo, según las fuentes consultadas, garantiza un suministro de insulina más exacto, preciso y flexible. El usuario deberá realizar controles glucémicos para lograr un control metabólico.