Más de nueve mil ciudadanos le han votado como aspirante a ser Cordobés del Año y eso que habitualmente no juega en su equipo

--Por eso sólo me queda dar las gracias a los cordobeses por este apoyo. Si tengo algo que agradecerle al fútbol es el cariño que se me ha tenido tanto fuera como dentro del campo. Mi labor muchas veces ha sido llevar el Córdoba CF a todos los rincones de la capital y provincia, de ahí mis constantes visitas a sitios como colegios, peñas o asociaciones.

No obstante, todo esto debe tener para usted un sabor agridulce, pues recibe el cariño de los aficionados en un momento en el que su equipo está en estado crítico?

--Es cierto que el equipo está en un momento crítico, pero yo ya avisé hace tiempo que se podía llegar a esta situación y no se me escuchó. De todas formas, ahora no es el momento de lamentarse y lo que hay que hacer es actuar.

¿Este apoyo es también un alivio ante los malos resultados que ha obtenido la candidatura en la que usted figuraba en las pasadas elecciones municipales?

--No lo creo, porque son cosas totalmente distintas. Yo nunca he querido mezclar el deporte con la política. De todas formas, los resultados electorales no han sido buenos para el partido socialista, pero al fin al cabo esa es la democracia y eso es lo que ha querido la gente en Córdoba.

Usted es un futbolista atípico, pues se declara comprometido con los problemas de la ciudad

--Siempre he estado comprometido con los problemas de la ciudad. Creo que el deporte, en este caso el fútbol, tal y como está montado, es una de las principales maneras de hacer márketing de que puede disponer una ciudad. Muchos pueblos y ciudades tienen en el fútbol la única forma de dar a conocer su imagen en el exterior. Me siento orgulloso de pasear por toda España el lema de Córdoba Patrimonio de la Humanidad. Por otra parte, me siento comprometido con los problemas que afectan tanto al círculo más cercano al que me muevo como al resto de la sociedad. Por eso creo que mediante la política se puede dar solución a todas estas dificultades y así lo he intentado explicar durante la pasada campaña electoral.

¿A su juicio, cuáles son las principales virtudes que tiene Córdoba?

--Córdoba tiene muchas virtudes. Es una ciudad acogedora y milenaria, a la que le falta el ánimo de progreso que estaba encauzando el partido socialista. Pero al cordobés le encanta enseñar su ciudad a los visitantes y siempre manifiesta estar muy orgulloso de su Córdoba.

¿Y sus mayores pecados?

--Uno de los grandes problemas de la sociedad cordobesa es el desempleo. Eso se palpa en el ambiente y muy frecuentemente ves cómo alguno de tus amigos tiene problemas para encontrar trabajo y que no puede emprender una actividad empresarial. Córdoba tiene muchas deficiencias industriales y eso provoca que no se genere empleo, pero hay que buscar fórmulas para que se establezcan aquí industrias y hacer todo lo posible para gestionar ayudas dirigidas a la creación de pequeñas y medianas empresas.

¿En esta ciudad se confunde el senequismo con la indolencia?

--La ideología de Séneca no es con frecuencia bien conocida en Córdoba. Es cierto que Córdoba es algo indolente, aunque eso no implica que los cordobeses no quieran a su ciudad. Y ese cariño se nota más cuando estás fuera, como he podido comprobar en lugares como Tarrasa, donde hay muchos emigrantes que apoyaron al equipo sin cesar.

¿Es Córdoba una ciudad conservadora?

--Sí. A esta ciudad le cuesta trabajo cambiar, puede que sea porque tiene miedo a las transformaciones y eso se nota. Ante este hámdicap la juventud tiene la palabra y debe empezar a demandar una Córdoba más cosmopolita, más progresista y menos conservadora. Tenemos que entrar en la modernización y aunque nos quedemos con la experiencia de la gente mayor, los jóvenes deben tirar del carro y hacer una Córdoba dinámica.

¿Cuándo le pegó la primera patada a un balón?

--Como todo el mundo, de niño lo primero que haces es darle patadas a un balón. Yo estudiaba en un colegio que era el Virgen del Carmen y a los carmelitas no les gustaba mucho el fútbol preferían el baloncesto o el voleibol y en esos deportes empecé. Al fútbol jugaba en el equipo de mi barrio. De todas formas, nunca me tomé el fútbol como profesión, pues afortunadamente en mi casa se nos educó en base a unos conceptos que consistían en que lo primero eran los estudios y después todos los hobbys. Sabía que si no sacaba buenas notas no podía hacer ese deporte que tanto me gustaba, aunque esta circunstancia me parece que no se dio nunca.

¿En qué momento de su carrera deportiva se encuentra?

--A nivel personal estoy en un buen momento, pero a nivel profesional no estoy atravesando una buena racha, puesto que no me han dejado desarrollar este año todo lo que llevo dentro. Físicamente estoy bien, pues me he cuidado mucho y las lesiones me han respetado.

¿Cuáles han sido los momentos más dulces de su etapa deportiva?

--Sin lugar a dudas, el ascenso del Córdoba CF a Segunda División A, después de estar diecisiete años en el pozo de la Segunda B. Ahora bien, si este año nos salvamos lo celebraré igual que aquella noche de Cartagena.

¿Y los mayores sinsabores que ha tenido?

--Para mí el mayor disgusto fue la derrota que nos infligió el Deportivo de La Coruña B en una fase ascenso a Segunda A hace ya unos años. También esta temporada está resultando muy amarga para mí, puesto que veo al equipo que está mal y no me han dado la oportunidad para poder ayudar a salir del bache. Sólo en muy contadas ocasiones he jugado este año.

¿Qué le debe Juanito al fútbol?

--Todo lo que soy como profesional. Además, el fútbol me ha hecho ver las cosas desde un punto de vista diferente. En el fútbol he aprendido lo que es humanidad, lo que es humildad y, sobretodo, me ha hecho saber valorar el sacrificio que en la vida supone conseguir determinadas cosas.