¿Cómo lleva lo de ser un histórico de la joyería en Córdoba?

-- Bueno, no tan histórico porque cuando yo me establecí ya existían otros empresarios del ramo. Estaban las joyerías Díaz, Escribano, Pacrel y prácticamente seguimos los mismos. Más tarde, se incorporaron otros como Adame.

Pero usted tiene un sitio privilegiado...

-- Hombre, fue una suerte contar con este local en una plaza tan bonita como ésta y en pleno corazón de la ciudad.

¿Qué tipo de joyas compran más los cordobeses?

-- Normalmente se vende más relojería que joyería, aunque en estas fechas se suelen cambiar las tornas, porque siempre hay gente que le gusta regalar joyas por Navidad, sobre todo para la mujer. El reloj se suele vender más en las pedidas y ese tipo de celebraciones.

¿El regalo en la noche de Papa Nöel ha desplazado al del día de Reyes?

-- Es posible, porque nosotros vendemos más en Navidad que en Reyes, ya que la familia se reúne en torno al hogar, se entregan presentes a mayores y niños y se acaba festejando la Nochebuena con regalos para toda la familia. Aunque yo soy de los clásicos que conserva la tradición de entregar los regalos el día de Reyes.

Regalar una joya es sinónimo de...

-- Amor, cariño, buen gusto y de un cierto lujo también. Una joya es para siempre y dicen que el oro refleja sentimientos, amor, pasión, cariño...

Aunque resulta un deporte muy caro, ¿no cree?

-- Depende del presupuesto de cada uno. Nosotros barajamos precios de todo tipo porque tenemos una gran variedad de artículos.

¿ La joya es una inversión rentable?

-- Bueno, rentable es utilizarla y usarla a menudo. Al fin y al cabo, una joya es, insisto, para siempre, porque si es para lucirla no se gasta, ni se deteriora. Usted puede comprarse veinte trajes en su vida y se le pueden romper o pasar de moda, pero una joya le dura toda la vida. Y si es buena, la puede transformar y hacerla de nuevo. Además, las buenas joyas se revalorizan constantemente. Fíjese que yo he vendido piezas y relojes que hoy día valen siete veces más que su valor inicial. Si usted va, por ejemplo, a un casino de juego y entrega un Rolex, seguro que le prestan dinero para jugar.

¿Qué le regalaría usted a una mujer?

-- Muchas cosas. Por ejemplo, un brillante, que es para siempre o un Rolex o un Cartier, igual. Son relojes que no cambian de moda y duran toda la vida. Por otra parte, reflejan un sentimiento que te recuerda toda la vida quién te hizo ese regalo.

¿Y a un hombre?

-- El hombre está más limitado en ese aspecto, aunque se le puede regalar tanto un reloj como una joya. Un buen Rolex en la muñeca de un hombre dice mucho. Tampoco queda mal regalar algo relacionado con la escritura, un encendedor de oro, unos gemelos, etc.

¿El euro ha influido en el precio de las joyas?

-- En artículos de marca como Rolex, Cartier, Dupont o Piaget no se ha notado ese cambio, porque no han variado su cotización en el mercado. Cuando los fabricantes hacen sus revisiones salariales fijan los precios de los productos y los mantienen todo el año.

¿El 2003 será un buen año?

-- Espero que sí, porque la joyería siempre se venderá. Las marcas que represento siguen moviéndose en el mercado y tienen mucha demanda. Incluso a veces nos vemos escasos de producto y necesitamos más artículos para satisfacer a nuestros clientes.

Por último, ¿qué opinión le merece el tema del controvertido Parque Joyero?

-- Creo que tenía que haber estado ya hecho hace diez años, porque Córdoba es cuna de joyeros, plateros y relojeros y aquí hay miles de familias que viven de eso. Es una pena que estemos en la cola de España.