ESPACIOS LA PLAZA DE LA MAGDALENA
Una metáfora del arte
Con la llegada de la Navidad, esta iglesia fernandina, redimida del abandono y del fuego, cuyas naves se elevan al cielo como una sinf

Una metáfora del arte
La zona de la Magdalena suena a cierta belleza escondida, a una especie de conjuro que habita en el interior y que hay que descubrirlo utilizando resortes que no están en los escritos. Una belleza de casco histórico que rememora antepasados y muertos en el intento. En el intento de una Córdoba siempre por hacer, por definir, por sentirse digna al mirarse y no esconderse de sí misma. El espacio que rodea a la iglesia de la Magdalena, en cuyo alrededor surgió el barrio del mismo nombre --antes la vida se construía en torno a la Iglesia, a las iglesias, a ese bálsamo que venía del más allá y que ayudaba a curar las heridas del más acá, las producidas por la indigencia y la necesidad de un sueño--, digo que, el espacio que rodea a la Magdalena es como una metáfora en donde el arte, como siempre, redime la contrariedad. Ahí está el gótico bizantino de la iglesia fernandina para testimoniarlo.

Una metáfora del arte
DEL FUEGO A LA REDENCION
La noche del 5 de septiembre de 1990 los teléfonos de la Redacción de Diario CORDOBA sonaron más de la cuenta. Pero con un sonido de mal fario. "¿No os habéis enterado de lo que ha ocurrido?", preguntaban, incrédulas, las primeras llamadas. Las siguientes, una vez confirmado el suceso y puestos todos los medios para cambiar las páginas que hiciesen falta con tal de darle a la noticia el espacio que reclamaba su magnitud, perdieron toda la novedad. "Sí, que está ardiendo la iglesia de la Magdalena". Esa sería ya, a lo largo de la tarde-noche, la respuesta de la centralita a la pregunta de los ciudadanos conmovidos por el suceso.
Media Córdoba se echó a temblar de rabia e impotencia ese día. El mismo en que vieron cómo ardía el templo de la Magdalena sin que nadie pudiera evitarlo. Este incendio, del que los bomberos dijeron el día 19 de ese mismo mes que había sido provocado, desató una serie de acusaciones cruzadas entre varias instituciones de la ciudad. Al día siguiente, 6 de septiembre, los vecinos del barrio manifestaron su indignación por el descuido en el que se veía sumida la iglesia, que llevaba cerrada al culto más de treinta años y cuyos antepasados se habían asentado a su alrededor cuando por aquí se levantaba la Puerta de Andújar y era paso obligado, Realejo arriba, para llegar al centro de la ciudad. La Junta de Andalucía y el Ayuntamiento culparon al Obispado del descuido denunciado por los vecinos. La institución eclesial culpó, a su vez, a la inseguridad ciudadana. Pero todo volvió a su cauce y la iglesia de San Fernando renació de sus cenizas con una celeridad inusitada.
DEL CINE A LOS CONCIERTOS
Este espacio, por algo indescriptible que no aflora a la superficie, ha sido, desde sus tiempos de vacío sin urbanizar, un lugar con personalidad y atractivos propios. Ahora, cuando las naves de su iglesia tocan el cielo como una sinfonía, ésta sirve de escenario para conciertos de música clásica los jueves, como estrado para concursos de villancicos navideños algunos sábados y domingos o como marco de exposición de dioramas de belenes en esta época en la que se acerca la Nochebuena.
Pero desde casi siempre, el cine Magdalena ha sido un reclamo para acudir en plan espectador a lo que me echen, en plan intelectualillo de películas de arte y ensayo o en plan relax total de familia que va a cenar a la terraza del cine de verano asistiendo a la magia, tras el horizonte de la barra, de ver dibujada en el cielo de la noche la torre de la cercana iglesia de San Lorenzo. Sensaciones y vivencias que encierra este espacio tan sagrado como aquella Córdoba textil y agraria que en el siglo XIII se vino a vivir --como en el siglo XX se fueron a Poniente y se instalaron alrededor del Zoco comercial-- por aquí al reclamo de la llamada de los sabios de la época: quienes construían iglesias y quienes las habitaban. Luego, con el tiempo, lo que fuera Puerta de Andújar se convirtió en el sitio donde vendían los mejores caracoles de Córdoba.
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