La muestra de dulces de las monjas invita a la solidaridad

La III Muestra de Dulcería Conventual Cordobesa abrió ayer sus puertas en el Palacio de Congresos y se prolongará hasta el lunes con el reto de intentar superar las 12.000 cajas vendidas en la pasada edición. Este encuentro, además de ofrecer a cordobeses y visitantes unos dulces artesanos y muy naturales, ayudará a que los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca puedan construir su nuevo centro para discapacitados psíquicos y físicos, según explicó la directora del Palacio de Congresos, Estefanía Montes.

El prior de la Cruz Blanca, Manuel Ortiz, destacó que estos dulces son "las delicias de Dios elaborados por las religiosas con el mimo y el cariño de siempre y basados en unas recetas propias, muy bien conservadas por la tradición oral de monja a monja y de claustro a claustro". El hermano Manuel señaló también que "son productos artesanos y naturales, sin conservantes ni colorantes, por eso no pueden estar más de dos meses guardados, hay que comerlos".

Manuel Ortiz comentó que el año pasado pasaron por la muestra más de 10.000 personas y se agotaron algunos dulces, "así que tuvimos que insistir a los conventos y pusimos a muchas religiosas a rezar un poco menos y dedicarse más a la tahona para que ningún cordobés se quedara sin probar estas grandes delicias". El prior de los Franciscanos de la Cruz Blanca agradeció el trabajo de los 180 voluntarios que atenderán los mostradores en la muestra de dulces, que son colaboradores habituales de la Cruz Blanca.

El hermano Manuel mostró también su agradecimiento a los ciudadanos que colaboren con esta actividad benéfica y explicó que "nos faltan 80 millones de pesetas (unos 481.000 euros) para que podamos entrar a vivir en el centro, las obras van muy lentas porque no llegan las cantidades que ya estaban comprometidas por algunas empresas y necesitamos ayuda". El nuevo centro, que se contruye en las instalaciones del antiguo Hospital Militar, acogerá a 50 personas con graves minusvalías psíquicas y físicas, por lo que comprando los dulces de las monjas los cordobeses posibilitarán que estos grandes discapacitados tengan un centro adecuado a sus necesidades.