Catorce canciones a la medida de catorce mujeres de todo el orbe hispanohablante que están haciendo «cosas extraordinarias», de la mexicana Natalia Lafourcade a la española Natalia Lacunza. Así es ‘Cuando te muerdes el labio’, el disco más «libre», romántico y honesto de Leiva.

«Obviamente, tiene también un mensaje implícito feminista, aunque no era algo pensado de partida, pero es que las mujeres están cambiando el rumbo de la música», señaló en una charla con EFE, entusiasmado por contar con las voces de viejas conocidas como Ximena Sariñana o Zahara y también con las de estrellas emergentes como la argentina Zoe Gotusso o la guatemalteca Gaby Moreno.

Insiste José Miguel Conejo (Madrid, 1980) en que todo surgió «de forma muy orgánica», en absoluto como parte de una «estrategia» por el auge del #MeToo, sino precisamente gracias a que, a raíz de ese movimiento, «hay una escena musical cada vez más potente» de la que se empapó en viajes previos por Latinoamérica.

Ya avisó a su discográfica de que muchas de las compañeras con las que pensaba colaborar no eran conocidas por el gran público. «Algunas no tenían entonces ni disco propio, pero me pareció muy bonito poder ejercer de altavoz para que más gente llegara a su música, que a mí me parece extraordinaria», explicó.

«En lugar de escribir un disco y luego pensar a quién llamaba», compuso temas «ad hoc» para cada una de ellas, a la búsqueda de diálogos y «teniendo cuidado con el punto Pimpinela y con que no quedara demasiado solemne». De ello resultan cortes en sus coordenadas habituales, como ‘Blancos fáciles’, con la española Nina de Juan, la vocalista y compositora de Morgan, y otros en los que hubo de llegar a puntos de encuentro con músicas que diferían más de su estilo, como el «sonido Philadelphia» de ‘Flecha’ con la colombiana Elsa y Elmar o el folk de ‘Peligrosamente dark’ con la mexicana Silvana Estrada. «Ese era el verdadero reto y en ese intento he sido libre. Yo soy un pequeño ogro conmigo mismo y no suelo hacerme concesiones. Tengo un filtro bastante cruel en lo compositivo. Pero en este disco, al cambiar de formas y de productor, me lo he permitido», admitió... «Y me he divertido mucho más, qué cojones».

Idas y venidas con su compañera

Se han quedado nombres en el tintero, como Mon Laferte o iLe. «Pero sentía que lo que quería contar estaba ya en esas 14 canciones», afirma el madrileño, que reconoce haber trazado en este álbum, «el más conceptual» de su carrera, «una historia de lo que sucede cuando tomas un camino con alguien, la montaña rusa y los momentos arriba y abajo». «Es un retrato en fascículos de mis idas y venidas con mi compañera. Al principio me costaba reconocerlo por el nivel de exposición, pero siendo honesto conmigo mismo es así. A causa de la pandemia he pasado más tiempo en casa del que he pasado nunca y, claro, te suceden más cosas y surge otra mirada de la convivencia».

Su realización no ha sido sencilla, en gran parte por las restricciones por el covid-19, lo que le ha llevado a desarrollar una «logística directamente acrobática» para poder grabar cara a cara con sus coprotagonistas casi todos los cortes del álbum. «Sin estar en pandemia eso ya no se estilaba. Se mandaban los ‘tracks’ a distancia. Pero este era un disco para encontrarnos, para tocar juntos y hallar la tonalidad de la canción... Todo muy artesano».

Por primera vez, además, lo ha hecho con una doble base en la producción: por un lado su habitual aliado Carlos Raya en Madrid y, por otro, Adan Jodorowsky, músico e hijo del cineasta Alejandro Jodorowsky, en México, donde residió durante varios meses. Será este viernes cuando vea la luz ‘Cuando te muerdes el labio’. El 12 de mayo iniciará en Ciudad de México una gira de la que de momento solo ha anunciado otras dos fechas más muy especiales: las del 1 y 5 de junio en el Wizink Center de Madrid, tras agotar en solo 9 horas todas las entradas de su primera cita en la capital española.