En la última película de Los Compadres, Para toda la muerte, cuyo preestreno fue en Córdoba el pasado viernes y ayer se hizo lo propio en Madrid, el espectador se encuentra con Alberto López y Alfonso Sánchez que se convierten en asesinos. Caóticos, eso sí. «Buena gente» llevada a sus límites, explican Sánchez y López en una entrevista con Efe .

«José Vicente está al límite de todo: de su desesperación, de sus logros y de su vida. No está acostumbrado a tener problemas, es un opositor que vive en un cuartillo de la casa de sus suegros con una mesita para estudiar; imagínate que, cuando por fin cree que ha sacado la oposición y el ansiado trabajo fijo, todo se le viene abajo».

López, que da vida a ese opositor, resume así esta comedia negra que se oscurece todavía más por el entorno en que ocurre: un cuñao con cuatro hijos que se queda sin casa y sin bar porque un McDonalds le ha hundido el negocio; una pareja que lleva ocho años viviendo con los padres porque no pueden independizarse, y todo el mundo con deudas que pagar.

«Y el hombre toma la decisión más grave de su vida, que es quitarse de en medio a un semejante», explica López.

Pero él no vale para eso. Cuando da el primer paso para cumplir sus planes, se cruza con Pepa (Estefanía de los Santos), otra mujer desesperada, capaz de lo mismo que él.

«Es una pobre personita. Creo que si no hubiera estado tan desesperada no hubiera llegado a tanto. A ver, yo no haría eso por un trabajo, pero yo la entendía», apostilla la actriz.

La cinta «refleja un poco la situación de un país como España donde hay muchas familias que no llegan a fin de mes. Y ya no te digo los que se presentan a una oposición, imagínate el que no aprueba ¿qué hace?, lo deja y se busca ya un trabajo mal pagado, cutre y precario, o sigue estudiando. Esto es para reflexionarlo», apunta López.

Para Sánchez, combatir esa «ansiedad» que estas situaciones generan en la gente es el motivo de esta película. «Queremos que sirva de catarsis, de curación, de ‘por favor, vamos a reírnos también de esto’», dice. «Y con arte», remata López.

Ambos se hicieron muy famosos en 2009 cuando lanzaron por internet una webserie que pasó de los dos millones de visitas. Hoy, el público aún echa de menos al Culebra y al Cabesa y les piden que vuelvan, pero Sánchez lo ve complicado.

«No nos queda mucho tiempo, es muy difícil levantar una película en los tiempos que corren, y más nosotros que lo hacemos todo: financiación, guiones, dirección, actuamos...». Pero no se queja porque, por primera vez, han conseguido ayuda de la Junta de Andalucía, «menos mal, por Dios, después de veinte años», se ríe el director.

«Estamos pensando en pedir subvenciones a los centros comerciales, porque cuando salen de ver la peli se compran zapatos y cosas», sugiere López. Lo dice porque Los Compadres se han marcado una gira por 25 ciudades en 22 días, subidos en una furgoneta tuneada con motivos de la serie, captando espectadores megáfono en mano. «Hemos hecho 6.000 kilómetros, como los antiguos cómicos de la legua», dicen a coro los amigos, que coinciden en destacar «lo bien que se come en España». «Ha sido una pasada», apunta López, porque también les ha dado la experiencia para hacer una radiografía sociológica del país, y afortunadamente tenemos un país que se sabe reír». La cinta, que se estrena este viernes, llegará a más de un centenar de salas.