Para hablar de debate y de oratoria en Córdoba una de las voces más cualificadas es Manuel Bermúdez Vázquez, profesor titular del Área de Filosofía del Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Córdoba (UCO) y coordinador del Aula de Debate de esta universidad. Bermúdez presentó ayer en la Facultad de Filosofía su Manual de debate, obra escrita junto a Jorge Lucena, que recoge técnicas y estrategias para convertirse en un buen debatiente y orador. Un trabajo centrado en el denominado debate académico, pero cuyas ideas también «son extrapolables a los debates en general». Algo que deberían tener en cuenta los políticos, máxime de cara a la próxima campaña electoral de noviembre, la de los cuartos comicios generales en cuatro años, los segundos en este 2019.

-Con vistas a la ‘enésima’ campaña electoral que se avecina, ¿cómo definiría el discurso y las capacidades de oratoria de los principales líderes políticos españoles?

-En general, el discurso político en España es cada vez más simple. Los discursos parecen estar cada vez más dirigidos a personas con un bajo nivel educativo, y los mensajes son trasladados como si los destinatarios fueran niños. Hay estudios que indican que, por ejemplo, el anterior presidente, Mariano Rajoy, articulaba su discurso en los debates como si fuera dirigido a niños de 11 años. El actual presidente, Pedro Sánchez, a 12 años; y Albert Rivera, como si fuera para niños de 13 años; lo cual es lamentable en todos los casos. Unos discursos generalmente simplistas, en los que se repiten las consignas de cada partido, y con mensajes muy sencillos. Además, todos los líderes son esclavos de lo políticamente correcto, y suelen eludir las preguntas que no les interesan con las mismas respuestas de siempre.

-Una realidad en la que los líderes españoles no son una excepción...

-Efectivamente. El año pasado se publicó en Estados Unidos un interesante y extenso estudio en el que se analizan 160.000 discursos de líderes políticos de todo el mundo, desde Lincoln hasta Trump, y se evidencia que los discursos y las líneas de argumentación son cada vez más simples. En esta línea, creo que la democracia está verdaderamente amenazada, porque el esquema que están siguiendo las sociedades avanzadas como España se está sustentando en cuatro pilares fundamentales: las fake news, que cada vez circulan más por internet; la cada vez mayor importancia que los jóvenes dan a las redes sociales, donde dos terceras partes de los menores de 25 años sólo se informan a través de las redes; la posverdad, que hace que tengamos una predisposición a creer en todo aquello que encaje con nuestra visión e ideología, aunque no se ajuste a la realidad; y la desorientación educativa, con un modelo educativo que cada vez está más centrado en formar trabajadores y no en formar a ciudadanos críticos.

-Volviendo a los líderes políticos españoles, y por encima de las ideas de cada cual, ¿cómo valoraría sus habilidades para el debate y capacidades para la oratoria?

-Desde el punto de vista del debate formal, creo que el rival a batir es Pedro Sánchez (PSOE), que es un orador formidable, con un discurso fluido, con riqueza léxica, pero que usa la mentira como herramienta política. El que más experiencia tiene en debate es Albert Rivera (Ciudadanos), aunque últimamente no está muy brillante, y desde el punto de vista de la oratoria, y teniendo en cuenta sus antecedentes, creo que es la gran decepción. Pablo Iglesias (Unidas Podemos) suele tener un discurso más profundo y agudo, pero le pierden las formas; y Santiago Abascal (Vox) tiene un discurso medido meticulosamente y siempre se expresa en un tono alto y duro. Por último, Pablo Casado (PP) también es un orador formidable, no comete grandes errores, pero en el cara a cara, y como el resto de todos los líderes, al final son esclavos de lo políticamente correcto.