Las mascotas, que nos acompañan fielmente cada día, también merecen una nueva oportunidad para poder ser felices. En Córdoba existe el centro de control animal de Sadeco (CECA), que tiene como función y responsabilidad acoger a todos estos animales que han aparecido en la calle o que no pueden permanecer más con sus propietarios por los motivos que fuesen. A partir de ahí, se pone en marcha un largo y exhaustivo procedimiento para poder brindarle al animal una segunda oportunidad. «El primer paso es identificar al animal para comprobar si tiene un propietario reconocido o no. Si tiene, contactamos con él. Si no tiene, el centro se hace responsable. Una persona que trae a su mascota tiene que rellenar un documento para renunciar a él y cederlo al centro», comenta Enrique Flores, responsable del CECA.

Posteriormente, se le hace al animal una rutina sanitaria y se le vacuna contra las principales enfermedades víricas, con el objetivo de protegerlo en el interior del centro. «Pasan a una zona de cuarentena donde como mínimo van a estar cinco días, para evitar que se transmitan enfermedades. Una vez pasados esos días, los animales entran en el sistema de adopción», apunta Flores. La ley de protección animal indica que a partir de cinco días desde que el animal está disponible para adopción se pueden sacrificar pero desde el centro se prolonga lo máximo posible la estancia de los animales. «El único límite que tenemos es la capacidad del centro». Se ha planteado un objetivo desde la dirección de Sadeco, que es alcanzar el sacrificio cero en un plazo de años razonables.

Los refugios están saturados y no pueden hacerse cargo de todas las demandas que les llegan. «En casos de animales como los équidos o los potencialmente peligrosos, llamamos a los refugios», comenta el responsable del centro. Para controlar posibles irregularidades e incidencias en la adopción, el centro dispone de un registro de adoptantes que avisa cuando una persona ya ha adoptado animales. Los animales adoptados salen con su identificación electrónica pero desde el centro se realiza una segunda identificación municipal a través del genotipado. Se toma una muestra de sangre, se analiza y se envía a un banco de datos, pues puede ser de interés en el futuro para evitar problemas. Lejos están de la realidad las tenebrosas perreras que vemos en el cine. Estos centros municipales se han convertido, sin duda, en un gran refugio para todos esos animales que necesitan empezar de cero en una nueva familia.